El pabellón de Vistalegre (Madrid) está en plena transformación para convertirse este fin de semana en una suerte de ring de boxeo al que subirán Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, en una asamblea ciudadana marcada por un carácter plebiscitario al plantear el líder que dimitirá si no logra la victoria.

10.500 simpatizantes acudirán a presenciar en directo lo que debía ser un debate dialéctico y se ha acabado transformando en un cuerpo a cuerpo entre los dos líderes podemistas, sumergidos en una campaña sucia que termina este viernes por la noche. Los inscritos (455.932) podrán votar hasta el sábado a las ocho de la tarde y se espera que la participación alcance una cifra récord y supere los 120.000, que es el máximo alcanzado en las consultas internas de Podemos.

Los debates comenzarán el sábado con un saludo de Iglesias y a continuación se debatirán los documentos políticos y de igualdad. Ya por la tarde se hará la defensa de los proyectos organizativos y éticos. Según lo previsto, a las nueve y media del domingo por la mañana la empresa que realiza el proceso electoral, Agora Voting, comunicará los resultados a tres miembros de Podemos, que pertenecen al equipo técnico, uno de cada corriente. En torno a las dos de la tarde se prevé comunicar a la militancia quién resulta ganador. La cúpula del partido que resulte elegida (Consejo Ciudadano Estatal) subirá entonces al escenario y el cónclave terminará con un discurso del secretario general.

MIENTRAS, EL FANGO

En las horas que quedan de contienda, las pullas continúan. Este viernes Iglesias ha acusado a Errejón de “tirar la piedra y esconder la mano”, le ha pedido que sea “valiente” y ha criticado que se califique a su equipo de “camarilla”.

Dice Iglesias que puede ganar de forma “inequívoca” pero sigue amagando con dimitir de la secretaría general si no logra imponerse. Errejón también se confiesa optimista, recuerda que no está en Podemos para “calentar ningún sillón” y que si su voluntad fuera perpetuarse en el cargo se hubiese quedado cómodamente como ‘número dos’ sin impugnar las ideas de Iglesias.