El mayor de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, ha vuelto hoy a la Audiencia Nacional para declarar como imputado de sedición, a la vista de un segundo atestado policial que acusa a la policía catalana de "inacción" en los disturbios del 20 de septiembre y durante el 1-O.

Lo hará junto con los presidentes de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Ómnium Cultural, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, respectivamente; y la intendente de los Mossos Teresa Laplana; todos ellos investigados por sedición, un delito penado de entre 8 a 15 años de cárcel.

Los cuatro imputados ya declararon el pasado 6 de octubre ante la jueza Carmen Lamela, que investiga el asedio a la Guardia Civil durante los registros policiales del 20 de septiembre y quien les ha vuelto a citar tras recibir un nuevo informe del instituto armado que extiende los hechos al 1-O.

Ese día la Fiscalía no pidió ninguna medida cautelar contra ellos y es una incógnita si hoy lo hará en vista del extenso informe de la Guardia Civil que los responsabiliza de la inacción de los Mossos, por un lado, y de alentar las movilizaciones, por otro.

Tanto la jueza como la Guardia Civil creen que Sánchez y Cuixart "forman parte de un comité estratégico con unas funciones concretas a ejecutar" para conseguir la independencia de Cataluña e incluso les sitúan "en una posición decisoria similar" a la que ostenta la cúpula de la Generalitat, mientras que Trapero sería el brazo ejecutor del plan independentista.

Lamela ha citado también para hoy en calidad de testigos a dos guardias civiles y a la secretaria judicial que ese 20 de septiembre, ante la concentración que mantuvo a varios agentes encerrados en la Consellería de Economía durante casi 24 horas, tuvo que salir del edificio por un teatro anexo camuflada entre el público.

En este nuevo atestado, la Guardia Civil extiende los hechos hasta el día del referéndum y considera "evidente" que el comportamiento de los mossos durante la preparación y la celebración del 1-O no respondía a la voluntad individual de los agentes.

Al contrario, era parte de un "plan premeditado para evitar actuar y que no podía más que proceder de la cúpula policial de Mossos", comandada por Trapero "y en conexión directa con miembros del comité estratégico", entre ellos Puigdemont