Como una contra positiva es casi imposible que salga, tiraré de nostalgia.

La primera vez que fui a Huesca no sabía lo que era Huesca, ni que era tan chica ni que era tan fea. Caminábamos por las calles cantando 175, ven y cuéntalos. Pero no éramos 175. Nunca se supo el número exacto de los que viajamos, pero no éramos 175. Yo estaba en la fila número uno y cuando Dani marcó el gol que aclaraba el ascenso se vino a mí, a mi amigo más bien, por pura casualidad, que le pillaba muy cerca, y ahí vinieron todos los jugadores. Yo grabé un vídeo que con el paso del tiempo perdí, en alguna mudanza. Si hubiera existido internet como hoy, el vídeo sería viral. Hicimos noche en Zaragoza porque Huesca se nos quedaba pequeña para la fiesta.

La segunda vez que fui a Huesca me quedé más de 300 noches allí, y ya no era tan fea, era hasta bonita porque la otra vez no había pasado de El Alcoraz, que está en las afueras, rodeado de nada, de hierbajos, y ahora empecé a descubrir lugares. No tenía fútbol, así que esos nuevos lugares comenzaron a llenar mis domingos. Huesca es chica y desconocida, pero muy alta, y yo subía y subía, una montaña y otra, y a la vuelta, de noche, a veces apagaba la música y encendía la radio, y así me enteraba de cómo había quedado el Córdoba, porque tampoco había Whatsapp.

Algún domingo la vuelta coincidía con el partido en juego y cuando sonaba el pitido que anunciaba gol en algún campo, y el locutor decía 'gol en Córdoba', incluso me ponía algo nervioso, y por el tono con el que lo narraba, ya sabía si era del Córdoba o de los otros.

-- ¿Y ya no sufres por el fútbol?

-- Ya no.

-- Eso es que has encontrado algo.

La última vez que fui a Huesca solo nos esperaba un río y un monitor oscense que cuando detectó nuestro acento no paró de repetir aquella trágica tarde para ellos, y venga hablar de fútbol, y ninguno de nosotros le seguía la corriente, y cambiábamos de tema, ¿cuántos kilómetros tiene el río Gállego?

La última vez que escuché un partido por la radio... No recuerdo. Ya no escucho el morse, solo un pitido en mi móvil y un escueto mensaje de mi padre:

-- Acaba de marcar el Córdoba, Xisco. Remate de un córner.

Como mucho, el televisor de fondo, a veces en mute, y el móvil encima de la mesa, y suena, pero ya no hay nervios, nada de nervios, ni siquiera prisa por mirarlo, y la música no la pienso apagar.

-- Gol de Florin, 0--2.

¡Recorremos kilómetros, superamos obstáculos', se lee en una pancarta en El Alcoraz.

Eso es que has encontrado algo. Resuenan en mí las palabras de mi abuela, que durante décadas aceptó feliz ver los partidos que mi abuelo ponía en el televisor, sin rechistar, como siempre hace ella. Tan feliz.

Eso es que has encontrado algo. Kilómetros, pienso. Eso lo que encontré en Huesca.

Hay que volver. De vez en cuando hay que volver a los sitios donde uno fue feliz. Ojalá nunca baje el Huesca. Ojalá nos quede siempre ese lugar para volver, ese lugar que a todos parece sentarnos tan bien.