El mejor ejemplo de que este Córdoba no tiene el electrocardiograma completamente plano lo dio ayer, en Huesca. Podría pensarse que tras lo ocurrido hace una semana ante el Albacete o por la racha de cinco semanas sin ganar, o por ser el más goleado (o de los que más) de la categoría, el equipo de Oltra esperaba su certificado de defunción. Y aunque no está para saltar de la cama y salir bailando el Rama lama ding dong tampoco es para que le estén tocando el Réquiem. Y no lo está, principalmente, por los que están en el verde, que ayer demostraron, una vez más, que pese a no estar en el mejor momento en cualquiera de las facetas que se analicen, sí tienen corazón suficiente para que en El Alcoraz no se volviera a repetir 'lo' de la semana pasada. Analizando a cualquier equipo de la Liga desde el aspecto clasificatorio, el futbolístico, el físico y el de inercias (esa palabra que tanto gusta al técnico), el Córdoba sólo tiene uno bueno claramente con respecto a los otros: el clasificatorio. Y eso que, hoy por hoy, está fuera del 'play-off'. Pero hay que insistir en que los que dan la cara cada semana lo están intentando por todos los medios, a pesar de que hayan puesto pocos de esos medios a su disposición. La semana pasada no se aprovechó la ocasión que brindaba el calendario para darse un empujoncito de autoestima y se notó durante la primera media hora en el césped de El Alcoraz.

Salió el Córdoba tenso, muy tenso. Tanto, que incluso dos futbolistas se jugaron la expulsión durante los primeros 20 minutos, algo que hubiera costado el resultado. Tampoco el adversario tenía capacidad para hacer daño, por lo que era cuestión de enfriar las cabezas y mantener el corazón caliente. Lo más llamativo en esa primera media hora fue una ocasión de Álex González a la media vuelta y un Córdoba que, aunque no generaba (ni fútbol ni ocasiones), al menos lograba ir calmándose progresivamente y mantener la inocencia del adversario.

Era obvio que no iba a desequilibrar el marcador el Córdoba a base de juego, así que lo hizo a balón parado. La primera ocasión clara para los de Oltra vino de un saque de banda de Stankevicius que remató Pedro Ríos, y el consiguiente saque de esquina fue rematado por Xisco, sobre la línea de gol, de espalda a la portería y forcejeando con un defensa rival. No fue lo único que hizo bien Xisco. No es lo único bien que ha hecho Xisco a lo largo de una temporada en la que se le ha pretendido negar el pan y la sal (con banquillazo incluido tras haber anotado en su último encuentro), a pesar de que ha demostrado a lo largo de la temporada que si importantes han sido sus goles, aún más su influencia en el juego de este Córdoba tan necesitado de conexión entre líneas. El tanto del balear fue vital para que el equipo entrara en un estado de normalidad, lejos de lo visto en la primera media hora. El último tercio de ese primer tiempo fue de absoluta tranquilidad visitante, con un Huesca que justificó de manera palmaria ser el peor local de esta temporada, por más que Machís se empeñara en darle la tarde a Stankevicius o que Samu Sáiz se convirtiera en una máquina de perder balones.

El paso por vestuarios no cambió el panorama, aunque el Huesca tuvo cinco minutitos en los que parecía que tenía capacidad de inquietar a Razak. De ahí vinieron un disparo flojo de Fran Mérida y un pase filtrado a la espalda blanquiverde que Álex González no supo aprovechar con todo a favor. No dio para mucho más el conjunto azulgrana, porque en una contra de Pedro Ríos, Florin Andone mataba el partido con un gran remate ante Leo Franco, con lo que superaba la marca de Borja García y le queda a tiro de piedra la de Burguete. En cualquier caso ya ha hecho historia con la blanquiverde.

La importancia de Xisco volvió a mostrarse en el momento en el que Oltra decidió dar entrada a Eddy por el balear. Si la cara del equipo no era excesivamente buena, tras la marcha del '9' blanquiverde empeoró aún más. Lo único que salvaba por momentos esa imagen era el otro foco de calidad en este equipo: Fidel Chaves. Al onubense se le pueden criticar sus intermitencias, pero con el nivel que tiene hasta esas momentáneas desapariciones son casi lógicas. El caso es que, de todas maneras, el Huesca no estaba para muchas fiestas y más cuando Anquela decidió retirar del campo a Machís para dar entrada a José Gaspar. El único elemento desequilibrante que tenían los locales fue retirado por su técnico, con lo que el cambio fue aplaudido efusivamente por Stankevicius.

Los últimos minutos sirvieron para comprobar la inoperancia del Huesca, confirmar que el Córdoba no parece estar para grandes empresas --aunque siempre se entrega-- y para ver unos minutos a Markovic, que sirvió un balón a Florin que éste no transformó en gol. La gasolina del rumano se había acabado.

Daba igual, porque lo mejor es que el Córdoba volvía a ganar tras casi mes y medio sin hacerlo y dejaba la portería a cero por primera vez en lo que se lleva de segunda vuelta, que se dice pronto. Podría argumentarse que el rival justificó su posición de descenso (que también), pero no es menos cierto que hace una semana no estaba ni para ésas. En cualquier caso, en esta ocasión aprovechó la medicina que le ofrecía el calendario para no desconectarse completamente de la lucha por el 'play-off', porque ese mismo calendario no le envía a partir de ahora bálsamos, precisamente. ‡H