El Real Madrid extendió su fiabilidad en finales europeas, guiado por una exhibición futbolística de Isco para tumbar a un luchador Manchester United en la final de la Supercopa de Europa (2-1), en la conquista del primer título en el inicio de un duro camino al soñado sextete. La transformación del Real Madrid, el mayor devorador de títulos del mundo, en cuanto se le presentó el primero de los seis que tiene a tiro esta temporada, dejó en el olvido las malas sensaciones de pretemporada. Su carácter ganador reapareció en Skopje para someter al Manchester United.

En Skopje se jugó a lo que quiso Isco. Mientras el Manchester United apostaba al músculo y la dureza, el mago andaluz bailaba con el balón en cualquier lugar del campo. Omnipresente para invitar a sus compañeros a asociarse siempre y rifar la posesión en contadas ocasiones. Su exhibición fue impropia de un mes de agosto y en un clima tan caluroso que invitaba a cualquier cosa menos a jugar al fútbol.

Mourinho nunca ganó en su carrera al Real Madrid y su mala racha se extendió. Buscó condicionar el partido con una lucha en el centro del campo de donde supieron huir los jugadores de Zidane. Isco destrozaba las líneas rivales y solo faltaba la aparición de Modric para que el rival quedase encerrado.

Aunque, Casemiro estaba destinado a marcar. Se topó con el travesaño en su primer intento, en córner rematado con la testa a los 16 minutos, buscó la escuadra desde una esquina del área en el segundo y al tercero no perdonó. De zurdazo cruzado superaba a De Gea y rompía la final. Antes del gol que abría la final, llegó una jugada que invita a cuestionar el verdadero valor de Pogba.

Pero si algo tiene un equipo inglés como el Manchester United es un espíritu de lucha que le llevó a firmar milagros. En la reanudación lo mostraría cuando Mourinho incluso aumentó el músculo con Fellaini por Ander, el cerebro de todo. Rashford entraba para meter dinamita en banda pero se topó con una salida firme madridista. Kroos acariciaba el gol con un zurdazo potente con extraño del balón que sacó con brillantez el guardameta titular de la selección española tras su vuelo.

Muchos detalles, pero la gloria estaba reservada para Isco. La merecía. En un palmo encaró rivales, inventó una pared con Bale y definió bien ante De Gea, esperando el tiempo justo para ver por donde se decantaba en su salida su compañero de selección. Era el segundo tanto y la final, pensaban algunos, quedaría sentenciada.

La oportunidad de poner el broche la desaprovechó Bale, faltó de confianza con tiempo para pensar ante De Gea, y acabar chutando al larguero a la hora de partido. El que perdona lo paga y tardó dos minutos en llegar el tanto que daría emoción al resto de encuentro. Keylor no supo atajar un disparo seco lejano de Matic. Dejó el balón muerto y Lukaku fusiló a placer. El costarricense resurgió de su fallo salvando un cara a cara con Rashford mientras el físico madridista se desplomaba. El campeón de Europa sufrió unos minutos para pasar a ser ‘supercampeón’ por cuarta vez.

Real Madrid - Manchester United (2-1)

R. Madrid: Keylor Navas; Carvajal, Varane, Sergio Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric, Isco (Marco Asensio, 74’); Bale (Lucas Vázquez, 74’), Benzema (Cristiano Ronaldo, 83’).

M. United: De Gea; Valencia, Smalling, Lindelof, Darmian; Ander Herrera (Fellaini, 56’), Matic, Pogba, Mkhitaryan; Lingard (Rashford, 46’), Lukaku.

Goles: 1-0 (24’) Casemiro; 2-0 (52’) Isco; 2-1 (62’) Lukaku.

Árbitro: Gianluca Rocchi (ITA). Amonestó a Carvajal (84’) y a Ramos (85’) por el Real Madrid; así como a Lingard (41’) y Rashford (94’) por el Manchester United.