POSITIVO

1. Alma, corazón y vida... A balón parado

Como el bolero, este Córdoba ha creado una segunda identidad a la inicialmente prevista. La entrega, garra y derroche físico de la primera parte no sólo sustituyeron a unas posibles mejores condiciones futbolísticas, sino que además le funcionaron en el marcador. No es nada fácil remontar un partido y menos ante un equipo como el Numancia. Cuando el físico dijo adiós apareció --de nuevo-- el balón parado.

2. Experiencia para saber sus puntos débiles

Si los años tienen el inconveniente de dejar en el aire el rendimiento físico en una parte de la temporada, generalmente la última, también tienen la ventaja del conocimiento, del oficio, de la experiencia. Y este Córdoba es consciente, individual y colectivamente de sus puntos débiles, por lo que se afana en disimularlos o reforzarlos puntualmente. Y por ahora lo logra.

NEGATIVO

1. Cara y cruz en el rendimiento físico

No es la primera vez que ocurre, ni la segunda ni la tercera. La caída en el rendimiento en la segunda parte ya ocurrió en casi media docena de partidos anteriores en los que los rivales fueron superiores claramente y, como el domingo pasado, se tapó con la estrategia: 6 de los 19 puntos obtenidos fueron a balón parado. Ponferradina (Florin), Bilbao Ath. (De Tomás, penalti) y el domingo, Florin de nuevo.

2. Arreglar atrás para no 'exigir' tanto arriba

Los problemas en defensa persisten, principalmente por el flanco derecho. Y los números cantan: el Córdoba disparó cuatro veces entre los tres palos y anotó tres goles, una efectividad de un estratosférico 75%. El Numancia disparó en cinco ocasiones (incluido el penalti) y anotó dos, es decir, un 40%. Mejor arreglar lo de atrás para no necesitar ese 75% siempre.