El escritor, doctor en historia y maestro del género de la novela histórica y de la ficción historiada, Juan Eslava Galán, escogió ayer Córdoba para presentar su última obra, Viaje por el Guadalquivir y su Historia (ediciones La Esfera de los Libros) por tratarse de la ciudad que «mejor ha entendido al río» y la que, a su juicio, más se ha volcado sobre él cultural, industrial y anímicamente. Eso sí, salvo unas décadas en donde la ciudad estuvo de espaldas al Padre Betis porque «el río también da sustos» con sus crecidas, hasta convertirse en la segunda mitad del pasado siglo en el actual «río domado» por el sistema de regulación de los embalses, explicó a lo largo del acto.

Eslava Galán presentó su libro rodeado de la expectación de la prensa cordobesa, la literaria y de más de un admirador que acudió al Molino de Martos, el lugar escogido para el evento y posiblemente el mejor sitio para dar por primera vez a conocer su obra en la que invita a recorrer, a través de un viajero ficticio, los 600 kilómetros del Guadalquivir. Se trata de un recorrido en donde además de paisajes y gentes el viajero discurre por tres milenios de historia en torno al Guadalquivir, con tres épocas de esplendor en las que el autor se recrea porque en ellas el río fue referente mundial: el Imperio Romano, el Califato Cordobés y en la Sevilla cosmopolita del prerrenacimiento, explicó Juan Eslava Galán.

UN RÍO «TRABAJADOR» // De hecho, como recordó ayer el autor, el Guadalquivir, el Rin y el Danubio son los tres ríos que pueden reclamar el privilegio de haber vertebrado históricamente a Europa, cada uno en su momento y con sus características, como en el caso del río andaluz, por otra parte «un río muy trabajador», en donde la actividad humana es tan intensa desde hace siglos como incesante en la actualidad.

Eso sí, Eslava Galán lanzó un aviso al advertir que hoy en día «el Guadalquivir está en peligro», al estar sometido, entre otras tensiones, a los intereses contrapuestos de los regantes del cauce alto y a los del arroz de la desembocadura por el reparto del agua de la cuenca.

Formalmente, Viaje por el Guadalquivir y su Historia es un ensayo novelado, un híbrido de dos géneros que no tienen secretos para el autor después de sus más de 80 obras (incluidas las que publicó bajo el pseudónimo de Nicholas Wilcox) y de los reconocimientos recibidos desde que ganara el premio Planeta con En busca del unicornio (1987), sucediéndose después por diferentes obras los premios Ruffino-Antico Fattore, Fernando Lara, Andalucía de la Crítica (1998), Ateneo de Sevilla o el más recientes de ellos, el Primavera de Novela (2015).

En la nueva obra que presentó Eslava Galán tienen cabida desde los pocos datos que han trascendido entre la leyenda de la civilización de Tartesos, al aceite de la Bética romana que era «el alma de las lámparas y cocinas» y que en ánforas llegaron hasta la India y Britania, pasando por los molinos con toda la actividad humana e industrial que se generaba a su alrededor o hasta los desaparecidos esturiones del Guadalquivir, que daban un caviar de calidad superior al iraní, recordaba ayer el autor, todo ello debido al sistema de embalses que regulan el río pero que ha supuesto también la pérdida de especies piscícolas del Guadalquivir. De hecho, el autor reconoció que no habla en su obra excesivamente de los embalses ya que «no me son simpáticos».

«No he querido que la obra fuera una guía de viaje, sino mi guía de viaje», explicó el autor, que reconoció el libro se tiñe de cierta melancolía cuando se acerca a su fin, como el propio Guadalquivir al acercarse a su desembocar en el océano. H