Después de muchos años, se han abierto las puertas del complejo de La Alianza de Puente Genil, con el fin de mostrar el resultado de un estudio arqueológico encargado por el Ayuntamiento para conocer la evolución histórica del edificio. Los trabajos comenzaron este año y durante cerca de tres meses se ha llevado a cabo la limpieza de la Aceña Chica, para la comprobación de cotas y mediciones y fijación del corte arqueológico, también para concretar su cronología y evolución.

El técnico arqueólogo Daniel López ha procedido al levantamiento de la solería de la antigua panadería, ha dado lectura a los paramentos en la Aceña Chica y fábrica de harinas y ha procedido a la caracterización geológica del cauce y la prospección arqueológica en la zona del Peñón del Tarajal, con el fin de determinar su origen natural, identificando los elementos hidráulicos existentes en el entorno.

En esta primera fase de intervención en el complejo de La Alianza se ha descubierto la placa de la inauguración de la Aceña Chica, que data de 1732. A su vez, en el conducto a través del cual discurre el agua del molino procedente del río Genil ha aparecido otra fecha, la de 1807, correspondiente a la inauguración del molino. Lo que "nos hemos encontrado aquí es un molino denominado de regolfo y funcionaba poniendo en marcha el rodezno que a su vez ponía en marcha la piedra y que prensaba el trigo para producir harina. Este molino estuvo en funcionamiento hasta 1963".

Electricidad

También se ha podido constatar que la primera fábrica de harinas, llamada San Cristóbal, data de 1878, y diez años más tarde se construye una caseta que aportaría la primera luz eléctrica en el barrio bajo y que convivió en el tiempo con la fábrica de electricidad de La Aurora, de 1893. De esta forma se consiguió que Puente Genil fuera a finales del siglo XIX el segundo municipio de España en producir energía eléctrica para uso público.

En el año 1903 surgió el complejo industrial de La Alianza, fruto de la fusión de la harinera (Fábrica de Harinas San Cristóbal) y la eléctrica (La Aurora), un gran complejo que se amplió entre 1922 y 1924. De momento se conservan todas las máquinas en buen estado pero falta de ser restauradas.

La riada de 1963 provocó la paralización y el abandono de las instalaciones. Desde entonces La Alianza ha permanecido en silencio. Estos datos van a permitir al Ayuntamiento de la localidad, gobernado por IU, continuar con su intención de rehabilitarlo para su puesta en valor y posterior musealización, como ha expresado el alcalde, Manuel Baena.

El edificio, emplazado en pleno casco histórico de la localidad junto al Genil, que le abastece, fue adquirido por el Ayuntamiento a la familia Lovera Porras, su última propietaria. La fachada destaca por la combinación de ladrillos bicromáticos con sillares de piedra blanca extraída de Sierra Gorda. Posee cuatro plantas, una de ellas subterránea, con grandes ventanales en las superiores.

A partir de ahora se prevé abordar una segunda fase de investigación que se centrará en el estudio de la Aceña Grande, si bien el arqueólogo ya adelantó que probablemente "el dato más revelador esté por descubrir". Y es que esta aceña, ahora cubierta de fango, "puede datar del siglo XV".