El delegado territorial de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo de la Junta de Andalucía, Manuel Carmona, avanzó ayer, al ser preguntado por la situación del Palacio de Congresos de la calle Torrijos, que «la prioridad es recuperar la funcionalidad, que es en lo que se está trabajando», aunque después de esto «habrá que seguir actuando» en esta infraestructura.

Las obras para la ampliación de este edificio comenzaron en el verano del 2013 y se paralizaron en mayo del 2015 por la complicación de la última fase, que fue adjudicada a la constructora Aldesa. Manuel Carmona explicó que «la ejecución que dejó Aldesa, si no me equivoco, estaba en torno al 51% de lo que se le había licitado en esa fase», aunque también señaló que «una cosa es la obra que se tenía contratada a Aldesa y otra es el conjunto de actuaciones que se pueden llevar a cabo». De este modo, hizo hincapié en que se trata de un Bien de Interés Cultural «que tiene requerimientos de conservación muy importantes. Posiblemente nos lleve a tener que periodificar o a pensar que haya que seguir haciendo actuaciones», y recordó que «el propio Ayuntamiento creo que tiene algún proyecto de actuación sobre la zona globalmente, en lo que se llaman los alcázares califales».

Por su parte, la delegada del Gobierno andaluz, Rafaela Crespín, insistió en que «tenemos la esperanza y estamos trabajando para que el año 2017 sea decisivo para terminar lo que queda del Palacio de Congresos». En referencia a la labor que tienen que realizar, manifestó que «hay que redactar lo que queda por hacer en el palacio, en eso está trabajando la consejería y, por otro lado, hay que ver cómo se llevan a cabo las obras. Si adjudicamos y cómo adjudicamos la terminación de esas obras». Así, admitió que «el tiempo no es el que hubiéramos deseado».