Las obras del centro de convenciones pueden complicarse tanto como las del Palacio de Congresos de la calle Torrijos, que promueve la Junta de Andalucía en el año 2013 y que han estado paradas desde el 2015 hasta hace unas semanas, cuando por fin se reanudaron. La tensión entre la adjudicataria de la reforma del edificio del Parque Joyero, la granadina Ucop, y el Ayuntamiento de Córdoba ha existido prácticamente desde el principio de la adjudicación. Esta mala relación ha quedado constatada en los distintos informes que aglutina este expediente, que se conoció una vez agotado el plazo para la finalización del proyecto el 21 de febrero pasado sin que, obviamente, la empresa cumpliera su compromiso de terminar la reforma.

Los trabajos del Centro de Exposiciones, Ferias y Convenciones de Córdoba empezaron en marzo del 2015, poco antes de las elecciones municipales que terminaron con el gobierno del PP en Córdoba, y debían haber estado acabados en julio del 2016, pero fueron prorrogados hasta noviembre (en una primera moratoria) y, después, hasta febrero del 2017. En el último Pleno, el teniente alcalde de Presidencia, Emilio Aumente, tuvo que rendir cuenta de este proyecto y anunció que llevaría al Tribunal de Cuentas la cesión del edificio por parte de Cajasur.

Los arquitectos responsables del proyecto del CEFC, Francisco Javier Terrados y Fernando Suárez, han dejado por escrito, entre otras cosas, los continuos intentos de Ucop de bajar las calidades de los materiales de la obra; mientras que la empresa culpa al Consistorio del retraso del proyecto. La decisión de la constructora de terminar esta historia en los tribunales pone la puntilla a un proceso que ha sido tenso desde el primer momento.