Este es, sin duda alguna, un joven con ilusión, con ganas de hacer cosas y de sacar adelante sus propios proyectos. Francisco Javier Fernández vive en Córdoba, dedicado a la actividad comercial de venta a granel de productos alimenticios, principalmente vinos, aceites y cárnicos. Así se gana la vida actualmente, pero no olvida sus orígenes, tanto territoriales --el municipio cordobés de Moriles-- como familiares, ya que pertenece a una estirpe de bodegueros, con los apellidos Fernández y Doblas a sus espaldas, y el mundo del vino le apasiona.

Actualmente prepara la puesta en marcha de su propia empresa, la Bodega F&J, que presentará a finales del próximo verano, coincidiendo con la Vendimia. En ella trabajará con la uva Pedro Ximénez para elaborar vinos dulces, amontillados, olorosos y sweet-drive (semidulces) para los que buscará el amparo de la denominación de origen Montilla-Moriles. Pero habrá un producto más, novedoso y fruto del trabajo que viene desarrollando "con dos biólogos y un enólogo", y del que todavía guarda celosamente el nombre: "Me he centrado en el vino dulce --explica-- y he llegado al primer espumoso natural elaborado con la uva Pedro Ximénez".

TECNICAS DEL CHAMPAN Esa es la sorpresa del nuevo producto, que se elaborará con las técnicas del champán, es decir, con un periodo mínimo de nueve meses en la botella, un procedimiento largo y que requiere más mano de obra, "pero la calidad va a estar avalada no solo por la uva, sino por el método tradicional que vamos a utilizar en la elaboración".

Ahora mismo está "en fase de pre-producción", comenta, pues las primeras botellas estarán listas a mediados del 2015, asegurando un nuevo brindis para la Navidad. Inicialmente hará una emisión corta, explica, para ir introduciendo el producto en el mercado, aunque tiene puesto el punto de mira en la venta internacional, para lo que quiere presentarlo a enólogos franceses y americanos de prestigio.

Son pasos que ya se andarán, pues de momento su proyecto se "aloja" en la nave bodeguera más antigua de Moriles, de la familia Doblas, propiedad de su padre, mientras prepara las nuevas instalaciones.

Y es que Francisco Javier Fernández quiere desarrollar sus iniciativas empresariales sin implicar a su familia, volando por sí mismo. Así lo lleva haciendo, explica, "desde los catorce años", con pequeños negocios que le han permitido costearse gastos y estudios. Ahora tiene solo 21 años, y casi no quiere que se sepa, aunque defiende que, pese a su juventud, su experiencia es ya amplia en distintas iniciativas y tiene los objetivos muy claros. Su formación es la de técnico superior en Comercio Internacional, pero asegura que estudia por su cuenta todas las materias legales, fiscales, de economía y de márketing que le pueden ser útiles en su actividad. Y tiempo tiene por delante.