Tras la salida desde la capilla de la Fundación Termens del Cristo de la Expiración, a las 1.30 horas de este pasado Jueves Santo en estación de penitencia con sus característicos tambores rompevelos y el rezo del Santo Viacrucis, la jornada se presentó muy intensa en Cabra, con unas temperaturas algo más frías que en los días anteriores, si bien con una jornada de cielos despejados y alejados ya los temores por la amenaza de lluvia, que de momento solo se cirnió sobre la Pollinita en la mañana del Domingo de Ramos.

Una brillantez que comenzó al mediodía a notarse en las calles con la afluencia no solo de locales sino también de foráneos que no quisieron perderse el paso procesional de la Piedad, desde la iglesia de la Asunción y Angeles y que para esta ocasión estrenaba la talla del romano Longinos, dentro del misterio del Santo Traslado al Sepulcro, realizado por el imaginero sevillano Fernando J. Aguado y cuyo cortejo, se vio acompañado por la banda de cornetas y tambores Nuestra Señora de la Salud de Córdoba. Después, en la tarde--noche, procesionó el Preso a hombros de los clásicos judíos, también desde la Asunción y Angeles, acompañado por la banda Maestro Valero, de Aguilar de la Frontera, destacando entre sus estrenos, una pareja de ángeles en su peana, salidos del taller del imaginero sevillano Juan Manuel Montaño y que han sido donados por una familia devota.

LA CARIDAD Le siguió la hermandad y cofradía de la Columna y Azotes y Nuestra Señora de la Caridad, a cuyo paso de misterio acompañó la agrupación Nuestro Padre Jesús Despojado de Jaén y al paso de palio, la banda de música Círculo Cultural Calíope de Fernán Núñez. Un paso que en el caso del misterio estrenó el frontal del canasto, tallado en madera de cedro en el taller del sevillano José Antonio García Flores.

La tercera de la noche fue Nuestra Señora de la Esperanza, junto a la Asociación Músico-cultural Nuestra Señora de la Paz, de la localidad jiennense de Marmolejo. Una talla de autor anónimo que llegó a Cabra desde Lucena a finales de la década de los años cuarenta del pasado siglo XX, que estrenó una saya de damasco de seda granate y un manto de capilla de terciopelo azul ultramar.

Por último, la Vera Cruz, que de nuevo, y como viene haciendo desde hace dos años, salió de la iglesia de San Juan Bautista del Cerro, donde tiene su sede canónica. La procesión de su imagen titular, la Virgen de los Remedios, estuvo acompañada por la capilla musical egabrense Via-Crucis.