Fueron las palabras más repetidas, en una y otra bancada, sin distinción de color: diálogo y consenso. La nueva alcaldesa, Isabel Ambrosio (PSOE), aseguró que quiere que sean sus "señas de identidad". José Antonio Nieto (PP), primer edil saliente, advirtió de que el mandato "va a requerir" mucho de ellas. Y Pedro García (IU), primer teniente de alcalde, las usó para resaltar justo lo que, a su entender, ha faltado en los últimos cuatro años de gobierno del PP. Porque García, frente a una Ambrosio más conciliadora, no dudó en plantear un discurso con mucho fondo de crítica a la gestión de los populares. Eso sí, la alcaldesa, en una intervención muy pausada y serena, dejó claro que "no quiero rencor" y recogió el guante de Nieto, quien también en un tono sosegado y responsable se ofreció a colaborar "por Córdoba" más como un aliado que como un enemigo. Colaboración para un nuevo tiempo, un tiempo de cambio, de diversidad y pluralidad. Un escenario que también coincidieron todos en dibujar. Un tiempo en el que "evitar disputas estériles", según Ambrosio; en el que hay que huir de los "experimentos", apuntó Nieto; en el que "se inicia un cambio de rumbo", en palabras de Rafael Blázquez (Ganemos). Porque, añadió este, "con tesón y perseverancia, sí se puede", consigna que retumbó en el vestíbulo del Ayuntamiento. "¡Sí se puede, sí se puede!", corearon quienes siguieron el acto en este espacio reservado al público.

Allí, a través de una pantalla de televisión, como también en un patio anexo al salón de plenos, y por supuesto en directo desde este mismo, se vio a un Nieto serio entregando el bastón de mando a Ambrosio, que mostró su "orgullo y responsabilidad", que tuvo un recuerdo emotivo para Manuel Sánchez-Badajoz --militante socialista y alcalde de Córdoba en 1936 que murió fusilado, y ante cuya tumba en el cementerio de la Salud depositó unas rosas rojas nada más terminar la toma de posesión-- y para su padre, quien "sembró" en ella "la semilla del socialismo" y que no pudo ver crecer. Una Ambrosio a la que se abrazaron sus dos hijas al finalizar el acto; la pequeña, agarrada al cuello, a punto de tirarla, y curioseando el dorado del bastón.

Nuevos tiempos. Y no solo en el fondo --aunque de momento solo se ha verbalizado este y hay que esperar a ponerlo en pie--, sino también en las formas. Porque el acto, aunque solemne, no resultó encorsetado. Desde luego que no en el vestir, del que García o Blázquez, al igual que sus compañeros de formación, eliminaron la corbata --naranja se la puso José Luis Vilches, el color de su formación--. Incluso el número uno de Ganemos se ajustó también unos vaqueros, al igual que Rafael del Castillo (IU). Los tiempos cambian. Y eso que el área de protocolo les informó de que debían asistir con traje oscuro. "No sé si me dejarán entrar", dijo Castillo a unos simpatizantes antes de acceder al Ayuntamiento. Pero no solo por eso, sino porque muchas veces le impidieron en la anterior legislatura permanecer en el salón de plenos como activista de Stop Desahucios. Eso no volverá a ocurrir. Al menos Pedro García anunció que a partir de ahora estará abierto a todos, y todas. Ayer, eso sí, por problemas de espacio, quedó solo para los exalcaldes, autoridades, representantes institucionales y sociales, jefes militares y policiales, familiares de los concejales... No estaba el obispo, Demetrio Fernández, quien sí acudió hace cuatro años.

Diálogo y consenso para un nuevo tiempo. Eso prometió Ambrosio y eso tuvo que empezar a aplicar nada más salir del Ayuntamiento, después de repartir numerosos abrazos y besos, incluso a los policías locales que estaban de guardia. A las puertas, usuarios del ocupado colegio Rey Heredia exigían con una pancarta y gritos "cesión y agua ¡ya!". Y la nueva alcaldesa --García ya se le adelantó en el discurso asegurando que en breve se atenderían las peticiones-- los emplazó a sentarse sin demora. "El lunes hablamos", les anunció Ambrosio. Y los activistas, que habían formado un pasillo para que Nieto pasara junto a su pancarta y otra en la que le decían "Bolsa de Sadeco, tú nos has echado, ahora nosotros te echamos a ti" --eso sí, sin conseguir su objetivo; nadie de ellos vio salir al exalcalde por la puerta principal--, se fueron satisfechos, aunque con una duda: "Lo que no nos ha dicho Ambrosio ha sido la hora, ¿no?".