Toda una paradoja: en los estancos está prohibido fumar pero sus responsables están que echan humo. Un año y un día de condena (al menos para los fumadores) tras la ley antitabaco, darse un paseo desde un velador cubierto a un estanco es la mejor forma de conocer cómo la normativa ha comenzado a cambiar las costumbres de los españoles y, particularmente, de los cordobeses.

"Mire usted: solo un hombre dentro del bar y en la terraza estamos 15. Eso no tiene sentido", ironizaba la mañana de la pasada Nochevieja Carmen Calderón, fumando un cigarro y tomando un café bajo una carpa instalada en la plaza de Costa Sol. Junto a ella, dos amigas exfumadoras que prefieren sentarse con Carmen para charlar, aunque sea a costa de soportar el frío.

Cerca de ahí, en la calle Alcalde Sanz Noguer, se encuentra el estanco de la familia de Rafael J. Gutiérrez Molina. Nadie mejor para dar cuenta del impacto de la normativa, un año después, en el vecindario. "No sé lo que pasará en otros barrios, pero aquí estaremos vendiendo un 30% menos de cajetillas, en ocasiones, sacamos solo la mitad que hace unos años, pero no es porque se haya quitado la gente de fumar. Se vende menos porque hay un contrabando tremendo, y eso lo sabe todo el mundo", afirma el estanquero, negando las optimistas cifras oficiales que achacan a la norma antitabaco el descenso en 500 millones de cajetillas de tabaco en España a lo largo del 2011. "Yo te llevo a 20.000 sitios donde se vende tabaco de contrabando", sentencia Gutiérrez sin disimular su indignación porque, "tengo que pagar impuestos y seguridad social, como cualquier ciudadano".

Pero no todo es pérdida de clientela para los estancos. "Curiosamente, y más entre los jóvenes, son ya muchísimas más las mujeres que los hombres que compran cajetillas, al menos en este barrio", afirma.

En todo caso, y quizás por las sucesivas subidas del tabaco, el cordobés parece que está dejando el cigarro, pero no el tabaco. "Los puros se están vendiendo más. También la picadura y el tabaco para liar, que se venden mucho más que hace unos años. Es curioso, también se ha disparado el tabaco para pipa de agua (cachimba)", explica el responsable del estanco. "Menos mal que tenemos la primitiva", concluye apesadumbrado Rafael J. Gutiérrez.