El organismo estatal AENA se vio obligado ayer a cerrar el aeropuerto de Córdoba después de que la pista se inundara. Fuentes de AENA explicaron que el agua no ha afectado a los edificios y otras instalaciones del aeródromo, pero reconocieron que cubrió una superficie de 150 metros de pista. A mediodía, la zona afectada se redujo a 50 metros. El cierre del aeropuerto no obligó a suspender vuelos, ya que, según las mismas fuentes, no había ninguno programado por el mal tiempo. La empresa no pudo precisar ayer si la situación se mantendrá también durante el día de hoy.

La empresa restó importancia a la medida recordando que no es la primera vez que se cierra un aeropuerto por cuestiones climatológicas. El caso más cercano es el de Jerez. Señaló, además, que el agua no es la única incidencia que puede provocar un cierre, ya que el exceso de viento y niebla también pueden tener las mismas consecuencias.

El aeropuerto no vivía una situación parecida desde el año 1963, cuando también se vio afectado por las intensas lluvias. Entonces llevaba pocos años construido --es de mitad del siglo pasado--. Aunque no es normal que situaciones así se repitan con frecuencia, sí es cierto que era previsible, ya que el aeródromo está ubicado en terreno inundable, como las parcelaciones de su entorno, aunque a cotas distintas. Ese ha sido uno de los argumentos de los detractores de la ampliación y defensores de su ubicación en otro lado.

El proyecto de impacto ambiental de la pista, que fue favorable, ya advertía de que los terrenos están en zona inundable. En un informe, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir incluía a la pista en ese ámbito con riesgo de anegación, aunque fuera de la zona de policía del río. AENA remitió a la Confederación las medidas de protección del cauce. El informe ambiental señala que el proyecto realiza un análisis de los riesgos de inundabilidad en el diseño de la red de drenaje de la ampliación del campo de vuelos según las recomendaciones de la FAA (Administración Federal de Aviación).

Por su parte, el alcalde, Andrés Ocaña, puntualizó que la zona de obras inundada es la de rodadura, es decir, de seguridad, y que está anegada porque su cota se ha rebajado con las obras. No obstante, dijo que "aunque la legislación urbanística prohíba taxativamente que las zonas inundables sean consideradas residenciales, sí se pueden ubicar en ellas infraestructuras".