Acabo de hablar por teléfono con una de las personas más importante e influyente en los 60 años de historia del Córdoba CF. Y no sé por qué, siempre me viene a la cabeza en los momentos de confusión en que nos buscamos aquella parábola del caminante: la del hombre que tuvo un sueño, que caminaba por una playa, que veía sus huellas y las del señor a su lado y que en los momentos más tristes, aquellos en los que creía ver solo las suyas sobre la arena, en realidad le llevaba en sus brazos. Viene al caso porque esta persona, sabia por edad y experiencia, me ha confirmado que la victoria de ayer, valga la expresión bíblica, "no es de este mundo". Y porque ambos estamos convencidos de que ahora, más que nunca, ese señor que vela por el Córdoba, que bien podría ser su afición (para no señalar a nadie), sabrá recoger en brazos a su hijo perdido y en problemas para protegerlo en su complicada travesía. Qué mejor parábola que esta para un próximo partido en casa un Domingo de Ramos.