"No creo que fuera un robo", comentó ayer a este diario Rosaura Fernández tras conocer que en el cementerio municipal de Priego de Córdoba no hay constancia de un enterramiento que coincida con las fechas de su nacimiento. Rosaura se inclina más "por la versión de Mercedes", la persona que la puso en contacto con Inés Arjona, "de que se trata de una adopción".

Este término lo utiliza al dar por hecho que Inés no firmó en la maternidad de San Juan de Dios ningún parte de defunción --que es competencia de los médicos-- sino una autorización "sin saberlo" para la adopción de la niña que acababa de traer al mundo y de la que los médicos le habían dicho que había fallecido.

Insiste en que "no creo que se trate de un robo de recién nacido, pero desconozco las intenciones de la familia de Inés", muy numerosa, ya que el matrimonio Arjona tuvo 14 hijos.

Rosaura guarda como documentación en su casa de Sevilla un recibo de provisión de fondos de 65.000 pesetas por la tramitación del expediente de inscripción tardía en el registro civil de Sevilla y su madre adoptiva "escribió a lápiz el nombre del procurador".

La inscripción se produjo "ya en el año 1987", más de seis meses después del nacimiento, un plazo que "según me explicaron era por si la madre reclamaba", aclara.

De la prueba definitiva de ADN, que dirá si Inés Arjona y Rosaura Fernández son madre e hija, "todavía no sé nada".