Miguel Rodríguez Cifuentes no sabe con certeza cómo se contagió del virus de la hepatitis C, aunque probablemente el hecho se produjo cuando éste hacía el servicio militar en Cerro Muriano, "ya que en aquellos tiempos nos vacunaban sin asepsia y la misma jeringuilla servía para unos pocos". "Esta enfermedad no da la cara inmediatamente. Desde que en 1971 hice la mili hasta que noté el primer síntoma, un cansancio anormal, pasaron más de 20 años", señala Miguel. Su estado de salud le obligó a dejar muy joven su trabajo como comercial de Dhul y Puleva. Después de efectuarle una biopsia y otras pruebas le dijeron que presentaba principio de cirrosis hepática y que necesitaba un trasplante, por lo que desde su Granada natal fue derivado al hospital Reina Sofía, donde fue trasplantado en 1996.

"Pero como el virus de la hepatitis C seguía en mi sangre dañó de forma grave el hígado que me habían trasplantado y a los 13 meses me tuvieron que poner en lista de espera urgente para un segundo injerto, que con mucha suerte pudo hacerse pronto. A pesar de que la hepatitis C seguía en mi organismo, mi calidad de vida desde 1997 (año del segundo trasplante) fue bastante aceptable al principio, ya que tomaba la medicación contra el virus. Sin embargo, el pasado año empezaron a fallarme varios órganos y permanecí un mes en la UCI. No había opción a un tercer trasplante, ya que en el 2008 sufrí un infarto y mi corazón no soportaría otra operación", cuenta. "Estaba clínicamente desahuciado y llegó mi cuarta oportunidad de vida, después de dos trasplantes y un infarto. Mi única esperanza eran los nuevos fármacos contra la hepatitis C. Empecé a tomar Sovaldi en julio junto a otro fármaco, Daclatasvir, y acabé el tratamiento en diciembre. 23 días después de iniciar la medicación los casi 3 millones de unidades de virus que tenía en mi organismo bajaron a 26 y en un segundo control ya no se detectaba en mi sangre la presencia de hepatitis C. En abril sabré si estoy 100% curado. Gracias a dos donantes de órganos y a estos nuevos tratamientos contra la hepatitis C sigo vivo. Me gustaría que la nueva medicación llegue a todos los enfermos a un precio más razonable, pero también aconsejo a los pacientes que confíen en los médicos, ya que por su experiencia, saben quiénes tienen más urgencia para tratarse", destaca.