Tener un hijo es en muchas ocasiones un acto de egoísmo con el que cumplir el sueño de dejar los genes propios (buenos o malos) en una personita hecha a imagen y semejanza de los progenitores. Nada que ver con el acogimiento familiar, todo un acto de generosidad en el que un anónimo asume, sin obtener por ello nada a cambio, la responsabilidad de criar al hijo de otro, entendiendo que el niño al que cuidas como a tu hijo nunca llevará tus apellidos.