Si hay una fruta popular en los hogares de todo el mundo, ese es el plátano: una fruta que se destaca como una de las frutas más consumidas gracias a su delicioso sabor, versatilidad y facilidad de transporte. Originario del Sudeste Asiático, se cree que fue introducido en el Mediterráneo por Alejandro Magno y posteriormente llevado a América por los conquistadores españoles desde las Islas Canarias en el siglo XV.

A lo largo de la historia, diversas culturas han reconocido los beneficios del consumo de plátanos para la salud. En la India, por ejemplo, se consideraba un alimento esencial para mantener el cuerpo y la mente sanos, e incluso era ofrecido a los dioses como ofrenda.

Nutricionalmente, los plátanos son una fuente abundante de vitaminas y minerales, como la vitamina C, la vitamina B6, el potasio y el hierro, entre otros.

Beneficios para la salud del plátano

Uno de los beneficios destacados es su capacidad para combatir la anemia, gracias a su contenido de hierro que estimula la producción de hemoglobina en la sangre, previniendo así esta condición.

Además, el plátano es un aliado para combatir la fatiga, gracias a las vitaminas C y B6, el magnesio y el manganeso, que estimulan el sistema nervioso y ayudan a aliviar la sensación de cansancio.

Su alto contenido en fibra lo convierte en un excelente regulador del tránsito intestinal, promoviendo la salud digestiva.

El plátano también es reconocido como una fruta cardioprotectora, gracias a su contenido de potasio y bajo contenido de sodio, lo que lo hace ideal para personas con hipertensión.

Para las mujeres embarazadas, el plátano es una fuente importante de folato, también conocido como ácido fólico, esencial para la formación adecuada del feto. Finalmente, los plátanos maduros son recomendados para tratar la diarrea, ya que ayudan a proteger la mucosa del aparato digestivo.

La razón por la que hay que eliminar el plátano de la dieta

Aunque las ventajas de comer plátano suelen superar a los inconvenientes, hay algunos cuadros en los que debemos plantearnos su consumo: cuando nos preocupan las flatulencias, cuando sufrimos de diabetes, migrañas o enfermedades renales. En cualquiera de estos casos, siempre tendremos que seguir las indicaciones de nuestro médico o médica.