Ganado: toros de El Torero, el tercero como sobrero, aceptablemente presentados, flojos y con un punto de genio.

César Rincón: pinchazo y estocada (vuelta al ruedo tras un aviso); y estocada corta ladeada (una oreja).

Julián López ´El Juli´: estocada corta trasera y tendida (ovación); y estocada perdiendo la muleta y tres descabellos (leves pitos).

Eduardo Gallo: estocada desprendida (una oreja); y estocada caída (una oreja).

Cuadrillas: José Antonio Carretero saludó montera en mano tras parear al quinto.

Plaza: San Sebastián. Tres cuartos.

Muchas complicaciones en la tarde, y para todos. No fue corrida fácil para los toreros, pues cuando hubo toros nobles les faltó fuerza; a algunos, en el límite de la invalidez, les sobró genio.

Se dio también la circunstancia de una masiva presencia de salmantinos, dispuestos a apoyar incondicionalmente a su torero Eduardo Gallo, que tomaba la alternativa. Salamanca entera en San Sebastián, se podría decir.

Ni que decir tiene que en su primera labor, a pesar de no haber sido faena de altura por las limitaciones que impuso el toro, hubo pañuelos más que de sobra en una triunfalista petición de oreja, que el presidente no tuvo más remedio que conceder, pues menudo compromiso.

Con este baremo tuvo que valorar el palco una faena mucho más consistente de Rincón al cuarto de la tarde, que aún seguida con menos pasión en el tendido y pañuelos en el límite, mereció mucho más el trofeo.

Y la cosa no quedó ahí, ya que bajado definitivamente el listón, la faena en el sexto toro, en la que Gallo se desenvolvió todavía con más soltura a pesar de no entrar en profundidades artísticas, terminó con otro trofeo, al fin y al cabo triunfo grande, que al tratarse de un día tan señalado como el de la alternativa tiene su importancia.

CUMPLIDOR Gallo estuvo en el de la ceremonia lo que se dice voluntarioso, cumplidor. No emocionó porque el toro no permitía más. En el último, sin terminar de rebozarse con el astado, vendió muy bien el toreo fundamental, y todavía más y mejor el proyecto de parón en el epílogo y unas manoletinas finales, éstas ya más ajustadas.

A Rincón le quisieron negar lo que le estaban dando de más al nuevo matador. Injusto trato del tendido que, sin embargo, terminaría rindiéndose a la evidencia de dos faenas más que decorosas, muy por encima de lo poco que dio de sí su lote.

El colombiano marcó distancias con el toro desde el primer momento, para torearlo limpio y muy templado. Lástima que sin apenas emoción. Rincón perdía pasos entre pases, aliviando al animal de su escasez en todo. Fue faena muy técnica, de valor y cierto regusto. Pero un pinchazo previo a la estocada le quitó la posible oreja.

Ya en el cuarto, con muchas pausas de respiro al toro entre series, Rincón se hizo con la situación a pesar de que al toro le costaba mucho entregarse. Un toro mentiroso, que humillaba e iba largo, pero calamocheando a mitad del recorrido. La estocada esta vez obligó a un trofeo.

El Juli pasó como una sombra, aunque había planteado una primera faena de acuerdo a las condiciones del toro. Un animal flojo, noble, pero que no humillaba. Se tragó pases y pases a media altura, que lógicamente dijeron muy poco.

En el quinto, que se quedó muy corto en la muleta por el duro castigo que llevó en varas, El Juli lo citó mucho con el engaño atrás, en un toreo mecánico y vulgar.