Las personas mayores, a partir de la semana que viene podrán salir a la calle en una franja horaria, pero al ser considerables «vulnerables» y con «patologías previas», su contacto con grupos más amplios de población no está planificado hasta la tercera fase de la escalada, prevista para mediados de junio. Además, en el caso de los geriátricos las visitas solo se permitirán en junio, ya en la fase de «aparente normalidad».

Respecto a las residencias de mayores, organizaciones empresariales del sector de la dependencia consideran «tremendamente necesario» volver a permitir las visitas de los familiares a los usuarios y volver a la normalidad.

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No obstante, el presidente de la Federación Empresarial de la Dependencia (FED), Ignacio Fernández-Cid, avisa de que, para poder llevar las visitas a cabo en condiciones de seguridad, es «totalmente imprescindible» que «todos los residentes y el personal» de los centros hayan sido sometidos a los test de detección del coronavirus.

El secretario general de la Asociación de Empresas de Servicios para la Dependencia (AESTE), Jesús Cubero Herranz, defiende la salida de los mayores puesto que «es necesario que ejerciten de nuevo su cuerpo y que podamos ir recuperando las secuelas físicas por el escaso movimiento durante dos meses», explica Cubero.

Por otra parte, lo que sí permite el plan es que, a partir de la primera fase, los servicios sociales puedan visitar a las personas mayores que están en sus casas. Una brecha que los voluntarios quieren aprovechar para ver a los ancianos que atiende. Ahora les están acompañando a algunos servicios, como las visitas médicas urgentes. E. COLELL