Con la votación de hace dos semanas en el pleno de Congreso en la que se daba luz verde a los matrimonios homosexuales, empieza un debate social en el que una reivindicación histórica de la comunidad gay ahora es una posibilidad más. Así, casarse es sólo una opción. La comunidad gay celebra este primer paso, pero son muchos los que dicen que no piensan casarse. Otros lo ven como un sueño a punto de cumplirse. Lo de "mi mamá me mima" y "mi papá fuma en pipa" ya no se aplica para nada.

"Está bien, pero nosotros no queremos casarnos"

"Casarse, casarse, seguro que no lo harán. Aunque I. M., de 26 años y asesor de la Comisión Europea, a veces tenga sus dudas y se las plantee. Para I. G., también de 26 años, no hay discusión posible. "No me seduce. Yo no me veo casado como no me veo con bigote. Ya vivimos juntos, compartimos cama y se puede decir que estamos casados", dice I. G., profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona. Los dos llevan tres años viviendo bajo el mismo techo y más de siete años como pareja. Las discusiones son sobre quién hace la cena, quién compra agua o sobre quién debe cambiar la cama. Una pareja de hecho formada por dos hombres. Aun así, en su caso, no ejercerán el derecho de casarse.

"Es una buena noticia para toda la sociedad"

"La aprobación de la ley es uno de los avances más importantes que ha habido en nuestro sistema legal, comparable a la instauración de la democracia. Si finalmente se aprueba será una buena noticia para todos", explica I. G..

"¿Cómo estás de eso?" La pregunta se la hizo su madre. El, D. A., de 30 años e ingeniero informático, le había contado hacía unos días que había cortado con su pareja sentimental: un hombre. Ahora D. A. no debate con sus padres el proyecto de ley para el matrimonio homosexual. Considera que es una victoria para la comunidad gay, aunque entiende que "la sociedad no está preparada" para asumirlo. "No lo ven natural". El dice que es sin duda de los que no se casarían: "Hay otras maneras legales de hacer partícipe a un compañero sentimental de tus bienes.

"Para un niño la mujer es muy importante"

El matrimonio en nuestra sociedad no implica que haya amor", dice. D. A. ahora no tiene pareja. Plantea la paternidad como algo que lo haría feliz: "Lo tendría con una mujer y tendría un estatus de padre divorciado. Creo que la figura de la mujer es importante en la educación de un niño".. Nuevos modelos familiares para tomar nota.

M. J. no da su apellido. Dice que ella trabaja con niños en una escuela y que su vida es privada, sólo de ella y de su pareja: Sandra Lumbreras. M. J. tiene 29 años y lleva casi cinco con Sandra, de 23 años y estudiante. La votación en el Congreso en la que se dio luz verde al matrimonio homosexual las pilló en una etapa en la que ni la una ni la otra sabe si quieren casarse. Sandra dice tajante que tiene claro que no. M. J. explica que ella firmaría un papel para que todos sus bienes pasaran a Sandra si a ella le pasara algo. Un papel, sí. Una boda no se sabe. Tienen claro que es un caso extremo. Para M. J., que tenía una relación de siete años con un hombre, fue todo un cambio de vida. Lo dejó a él y hasta aguantó los comentarios de su familia. "Si fueras drogadicta, sabría dónde llevarte. Así no lo sé". M. J. aguantó. Ahora celebra el proyecto de ley.

"Cada cual tiene que estar con quien decida estar y la ley tiene que respetarlo". Gabriel Ibarzábal, mexicano de 26 años, cambió su opinón de España la semana pasada cuando, tras el anuncio de la propuesta de ley que permite el matrimonio homosexual, alcaldes del Partido Popular y también la Conferencia Episcopal se pronunciaron en contra y hasta calificaron a las parejas gays de "raras y anormales". Al enfado inicial se sumó la decepción. La comunidad gay mexicana había otorgado en diciembre del 2004 a José Luis Rodríguez Zapatero el premio mexicano al Mérito Gay por "su respeto a la diversidad sexual". Pensaba que España avanzaba al mismo ritmo que Holanda y Bélgica, países en los que no hay discriminación por orientación sexual. "Estas reacciones son increíbles. Es una cuestión de derechos. La comunidad gay es aceptada si es como consumidora, pero rechazada si plantea derechos", dice. Si se aprueba la ley, Ibarzábal piensa casarse en Sitges, vestido de blanco y negro. "Es un sueño y un derecho".

Alex Soler Roviralta, de 29 años y traductora en una multinacional, y Claudia Carmona, de 35 y dentista, ya tienen hasta la ropita. Intemporal y unisex, porque aún no saben para cuándo una de las dos se quedará embarazada ni el sexo del retoño. Ya pusieron los papeles en el registro de parejas de hecho, y ya hay una fecha orientativa de boda, lugar del festejo y luna de miel planeada.

Alex hasta luce un anillo de compromiso en su mano derecha y Claudia se queja de que aún no le ha llegado el suyo. Son una pareja estable con más de seis años de historia y varios de noviazgo. Se conocieron en Alemania y se enamoraron sin pausa. Ni la una ni la otra habían estado con otras mujeres. Tenían en común que habían estudiado en el colegio del Sagrado Corazón y que estaban en un país extranjero para la una y la otra. Alex, catalanísima y Claudia, mexicanísima.

"Nosotras todavía no nos creemos que el proyecto de ley se convierta en realidad. Somos un poco escépticas. Cuando se apruebe, lo celebramos. Nos casaremos en agosto en Collbató y luego nos vamos a México a festejarlo", explica Claudia. Alex está de acuerdo. Se casan por amor, porque es un sueño y porque con ese estatus podrán compartir los beneficios de la una y de la otra. No hay debate ni discusión. "Por si fuera poco, hace un mes Alex se dislocó el codo durante un viaje por Andorra y acabamos en el hospital. ¿Qué hubiera pasado si la hubiesen tenido que operar? Tendrían que haber localizado a algún familiar familiar porque yo no consto como parte de su familia", pregunta Claudia.