Decir Semana Santa de Pozoblanco es decir singularidad, respeto y sobriedad. Declarada de Interés Turístico de Andalucía desde el año 2001, la Semana Mayor pozoalbense ofrece una serie de particularidades que la distinguen del resto de Semanas Santas cordobesas. La austeridad de las gentes del norte de la provincia y el respeto con el que se contemplan las salidas procesionales de las distintas cofradías y hermandades no es óbice para presenciar una celebración religiosa que logra sacar a la calle a miles de pozoalbenses y visitantes para disfrutarla en todo su esplendor.

Salidas y entradas en las iglesias logrando momentos únicos, rincones que ofrecen imágenes íntimas que invitan al recogimiento, mientras otros atraen a decenas de personas por la plasticidad de la estampa que se contempla.

Toda esa religiosidad expresada en las calles de Pozoblanco tiene su prólogo en las Coplas de Pasión, una muestra del rico folclore popular que se puede escuchar en el silencio de las noches de los sábados de Cuaresma y entrada ya la madrugada del domingo. Es entonces cuando grupos de amigos, en unas ocasiones, o coros y grupos de música local, en otras, se reúnen para cantar a modo de serenata, junto a ventanas o bajo los balcones de familias, novias y amigos, las coplas acompañados de instrumentos de viento y cuerda: violín, flauta, guitarra, bandurria... La Pasión, como se la conoce popularmente, son poemas que resumen el evangelio del domingo siguiente, con una música majestuosa y grave, con largas introducciones y repetido intermedios.

Consta de 24 páginas y contiene trece cantares repartidos en: Capellán, ocho correspondientes a las dominicas primera, segunda, tercera y cuarta de Cuaresma, más las dominicas de Pasión, Ramos, Resurrección y Cuasimodo, a la Anunciación de Nuestra Señora, Oración del Huerto, Vía Crucis y Soledad de María. Cuando el grupo termina su canto, en muchas casas se abren las puertas para obsequiar a los miembros de la rondalla con alguna vianda acompañada de anís u otro licor.

Santo Entierro en la tarde del Viernes Santo. RAFA SÁNCHEZ

No hay unanimidad de criterios en cuanto a su origen y, por supuesto, se desconoce su autor o autores. Manuel Moreno Valero, cronista de Pozoblanco ya fallecido, relataba en su libro sobre la Semana Santa en Pozoblanco que se creía que esta costumbre había llegado a la localidad con la Escuela de Cristo. «Sabemos que esta institución estaba asentada en Pozoblanco en el siglo XVII y a sus expensas se levantó y mantuvo la ermita de Jesús de la Columna», decía, para a continuación afirmar que «sabemos que los miembros de la citada Escuela no fueron sus creadores, pero sí sus impulsores».

Tras su análisis literario y musical se cree que el origen hay que remontarlo con anterioridad al siglo XVII, ya que el texto de estos poemas contiene diversos arcaísmos y la métrica utilizada para su construcción nos remonta a tiempos de Juan de Mena. La música se puede encuadrar en los Cantos de Campanilleros o Auroros que se escucha en pueblos de la baja Andalucía (el Aljarafe sevillano), además de otros pueblos de la provincia cordobesa. Los primeros acordes de los Cantos de la Pasión entusiasman a quienes los escuchan. Se trata de sonidos que anuncian que la Semana Santa está cerca.

La Semana Santa de Pozoblanco es el momento de sacar a la calle la devoción que durante el resto del año se custodia en templos y corazones. Esta celebración religiosa tiene en Pozoblanco multitud de singularidades. Una de ellas es el relevante papel de la mujer, cuyo protagonismo queda demostrado, además de por el cuerpo de nazarenas con el que cuentan la mayoría de las cofradías y hermandades, por la existencia de la Hermandad Servita y Cofradía de Nazarenas de María Santísima de los Dolores, una cofradía con solo componentes femeninos que procesiona el Martes Santo. Su peculiaridad la hace casi única en Andalucía, pues es de las pocas hermandades penitenciales formada exclusivamente por mujeres, algo inconcebible en otros lugares no demasiado lejanos.

Los Dolores es la advocación penitencial más antigua de la ciudad (en el siglo XVII acompañaba a la extinta hermandad de la Vera Cruz y al Prendimiento) y es una de las más queridas.

El Miércoles Santo nos encontramos con la cofradía del Santísimo Cristo de La Caridad en su Vía Crucis. Su peculiaridad estriba en que durante la estación de penitencia se va rezando en voz alta el vía crucis. Las diversas estaciones están ubicadas en distintos puntos de su recorrido, señalizadas por distintos altares elaborados por las vecinas de la calle. Además, todos los hermanos cofrades portan faroles de viático y no cirios. La imagen del Padre de la Caridad es portada por doce hermanos de la hermandad, sin paso o trono alguno. La hermandad se caracteriza por el absoluto y riguroso silencio a su paso, por atravesar calles estrechas y la invitación a la oración en comunidad.

Como contrapunto, el mismo Miércoles Santo procesiona la hermandad de Jesús Rescatado Cristo de Medinaceli, con su espectacular escolta de soldados romanos a caballos y su cuádriga, que logra sacar a la calle a cientos de fieles para verla pasar.

Particularidades cofrades

En Pozoblanco, desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, cada uno de los días de la Semana Santa tienen una particularidad. La alegría de los niños con sus ramas de olivo y sus palmas acompañando a Jesús en la procesión de la popular Borriquita. La fe que se desprende cada Lunes Santo al paso de la cofradía de Nuestro Padre Jesús del Silencio Amarrado a la Columna y María Santísima de la Salud. La grandeza, el Martes Santo, de la imagen de Jesús Nazareno, cuya hermandad atesora casi cuatro siglos de historia y su titular de gran devoción popular. Las figuras de nazarenas y nazarenos formando las filas de penitentes en cofradías como la salesiana del Cristo del Perdón y Nuestra Señora de la Amargura el Jueves Santo, o la Hermandad de la Soledad, en la noche del Viernes Santo. También el Santo Entierro, que sale a la calle en la tarde del Viernes Santo, organizado por la Agrupación de Cofradías y Hermandades, con una representación de todas ellas, son símbolos que aportan una marcada identidad a la Semana Santa de Pozoblanco.

Una singularidad que queda especialmente patente como la principal seña de identidad de la Semana Santa pozoalbense es la que llega de la mano de la cofradía de Soldados Romanos y Penitentes Sayones de Nuestro Padre Jesús Nazareno. La de Los Sayones, como popularmente se la conoce, es una cofradía antigua que estuvo vinculada a la hermandad de Jesús Nazareno hasta su escisión. En la madrugada del Viernes Santo, centenares de personas se dan cita en el acto del prendimiento de Jesús Nazareno, popularmente conocido como El Pregón, que tiene como escenario la plaza de la iglesia de Santa Catalina.

Jesús Nazareno, su hermandad tiene cuatro siglos de historia. RAFA SÁNCHEZ

Sobre las 5.30 horas ya empieza a verse mucho movimiento en Pozoblanco. Por un lado, la Banda de Cornetas y Tambores Sayones se dirige al domicilio del capitán al toque del tambor para recogerlo y acompañarlo a la plaza de la iglesia, mientras que, por otro, los penitentes se van acercando hasta la capilla donde aguarda Jesús Nazareno, una impresionante talla anónima del siglo XVII. Así, poco después de las 6 de la mañana, comienza el Prendimiento. Atraviesa la plaza Judas, que arrastra su pica y por tres veces entra en la capilla y señala a Jesús Nazareno. En la mitad de la plaza, el capellán, situado delante de Jesús, pregunta a los sayones: «¿A quién buscáis?». Él responde: «Soy Yo», y el capitán ordena: «¡Prendedle».

Luego seguirá, ante el silencio expectante de las personas congregadas en el lugar, el Canto de la Sentencia, que tiene como protagonista a Poncio Pilatos, el toque de la trompeta y el resto de la procesión con las tres caídas de Jesús que se van sucediendo en distintos lugares del recorrido (en la casa de hermandad de La Caridad, en la sede de la Agrupación de Cofradías y de la cofradía de la Virgen de Luna y junto a la sede de la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno). Sigue con el encuentro de María Magdalena en la plaza de los Salesianos, con la aparición del rostro de Jesús en el pañuelo que sostiene y, un encuentro más, con la Virgen de los Dolores (cuya hermandad Servita también participa) y con San Juan, en la Cruz de la Unidad. Será bien entrada la mañana cuando la imagen de Jesús Nazareno regrese a su capilla.

Antes de cerrar este ciclo religioso es preciso nombrar una curiosa tradición que perdió vigencia y que recientemente recuperada tiene lugar la noche del Sábado de Gloria: la Quema del Judas, muñecos elaborados con paja, lana y trapos viejos que se prenden para celebrar la Resurrección y la victoria del bien sobre el mal.

El broche de oro a la Semana Santa lo pone la alegría de las campanas el Domingo de Resurrección, con el encuentro del Señor Resucitado con su madre, la Virgen de Luna, en la esquina de la calle San Cayetano. Allí, la imagen de la Virgen, que salió del templo de Santa Catalina con un velo negro, se desprende de esa prenda de luto y dolor que portaba en señal de duelo por la muerte de su Hijo y prosigue acompañando el paso del Resucitado por las calles de Pozoblanco como colofón del mensaje de resurrección de la doctrina cristiana. A principios del siglo XX, consta en la prensa local que ya se celebraba el Domingo de Resurrección con una procesión que recorría un pequeño itinerario por el barrio de Santa Catalina. El 23 de abril de 1993, un grupo de jóvenes fundaría la hermandad con la intención de recuperar esa tradición y dar a Pozoblanco una procesión en el único día que faltaba por ocupar. Su primera salida procesional fue en 1996; fechas antes se había bendecido la imponente talla de Jesús Resucitado, obra del escultor Francisco Romero Zafra, que impresionó cuando estuvo en exposición antes de llegar a la ciudad, en la iglesia de Padres Capuchinos de Córdoba. El impresionante Resucitado viajó también en el año 2015 hasta Ávila para participar en una macroexposición internacional organizada por la Fundación Edades del Hombre dentro de los actos del 500 aniversario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús.

En tiempo récord esta joven hermandad pozoalbense ha visto aumentar su patrimonio de forma extraordinaria, pero aún quedan años hasta ver completado el paso de misterio y el templete de la Virgen, así como el guión procesional.

El carácter de las gentes del norte de la provincia de Córdoba y la antigüedad de sus tradiciones y costumbres definen la Semana Santa como una celebración religiosa única que la hace digna de conocerse. Una muestra del fervor popular imprescindible para completar la Semana Santa que se vive en la provincia de Córdoba.