No son pocas las ocasiones en las que, dentro de una relación sentimental, alguno de los dos componentes de la pareja quiere hablar de sexo. Por ser un tema tan delicado y complejo, no se sabe cómo abordarlo en la mayoría de las ocasiones, error que se repite con demasiada asiduidad y que termina por debilitar la estabilidad emocional de la propia pareja

Cómo comenzar una conversación sobre el sexo con la pareja cuando el tema es sensible, suele ser motivo para retrasarlo una y otra vez. Si no se sabe cómo abordar un tema, por pudor, temor, desconocimiento… es posible que la cuestión (o problema) nunca se solucione o el deseo no se satisfaga nunca, lo que podría derivar en un deterioro de la relación tal que determine una ruptura.

Nadie duda de que el sexo es un tema complejo que, en la mayoría de los casos, refuerza los lazos de unión, pero en otros no tanto. Hay situaciones en las que uno de los componentes no lleva bien esta parte de la relación, ya sea porque se ve forzado, porque se ve limitado, porque no se siente entendido… en cualquier caso, para mejorar o para evitar una debacle, el mejor de los caminos es hablarlo.

Los consejos para que la conversación sea fructífera

En toda relación se esgrime como elemento básico para que prospere y se afiance la conversación, la confianza suficiente para poder hablar como adultos, racionales y con ideas independientes sobre cualquier tema. Si existe temor a iniciar cualquier conversación como, por ejemplo, el deseo de conseguir orgasmos más intensos usando aparatos eléctricos para ello, como los populares succionadores de clítoris, estos son los pasos que hay que dar.

Sin sorpresas

Al ser un tema que puede causar rechazo, críticas, risas… los profesionales recomiendan crear un ambiente propicio para ello. La conversación debe organizarse previamente, nada de charlas repentinas en la cama, mejor tomando un café, solos y sin interferencias posibles de terceros. Es aconsejable plantear la cuestión, dejarla suspendida y concretar un momento en el día para hablar de ello con tranquilidad, de este modo se habrá dado tiempo a asimilar y hacerse una idea de la situación.

Sin derivaciones

El asunto debe contemplarse directamente, sin dar vueltas por las ramas y evitando que derive en otras cuestiones que pudieran enrevesar el asunto de raíz. Si son varios los asuntos que preocupan, estos se harán solo uno por vez. Cuando se solucione el más importante o acuciante, se normalice y todo vuelva a la normalidad, será el momento de afrontar el siguiente reto.

Este segundo puede ser más preocupante o difícil de tratar que el anterior y, aun así, seguro que tendrá más posibilidades de encontrar una solución satisfactoria y será más fácil de dar salida, ya que se ha asentado un precedente anterior. Se puede hablar de temas sexuales con respeto y encontrar soluciones cuantas veces se quiera.

Con tacto

Es preferible, casi una obligación, evitar las quejas, convirtiéndolas en sugerencias. Cuanto más crítico sea el tema, con más precaución se tratará. Se reforzará en principio los aspectos más positivos de la relación sexual, lo bien y placentero que resulta, para después acometer la acción de mejora, comentando que podría mejorarse realizando tal o cual actividad.

Con conocimiento de causa

Las conversaciones para afrontar deseos o carencias sexuales no tienen porqué ser las únicas que se lleven a cabo. Para mejorar la calidad de las relaciones sexuales es importante que también se afronten las propuestas con espíritu crítico, con ganas e interés por mejorar la situación.

En este sentido, es aconsejable que se pida consejo o se pregunte directamente qué es lo que al compañero o compañera le haría feliz o desearía realizar en el acto sexual. Qué es lo que le gusta y lo que no, cuándo y cómo puede actuar para que tenga una relación más satisfactoria… La información es siempre de gran importancia, en cuestiones del amor y del sexo, se podría decir que vitales.

Normas básicas en cada charla

Hay ciertas normas que deben ejecutarse de forma habitual, tenerlas asumidas como lo natural para que toda conversación se lleve de forma placentera. Esta forma de tratar los asuntos es más importante cuando el tema es el sexo y, por lo tanto, puede despertar pudores, miedos, vergüenza…

De este modo, y como norma general, nadie es más que nadie, los dos tienen el misma poder de decisión sobre cualquier tema o circunstancia que se trate. Se deberá compartir los pensamientos, dejando volar la imaginación erótica, comunicando lo que le gusta hacer y escuchando y aceptando lo que la otra persona desearía.

Demostrar interés, preguntar, aprender de qué forma poder satisfacer al compañero o compañera, proponer nuevas aventuras, posturas, lugares… que hagan más excitante y divertido los encuentros sexuales. Y siempre mantener una postura a favor del sexo, sin recriminar ni censurar, con respeto y cariño.