María Blanco Espejo es una de los muchos españoles que en las últimas horas ha decidido regresar del Reino Unido a nuestro país, en vista de la situación que se avecina en aquel con la crisis del coronavirus y la posibilidad de que se cerrara el espacio aéreo español.

María tiene 25 años, graduada en Análisis Económicos, se marchó hace unos meses a Inglaterra para trabajar y perfeccionar el inglés. Allí tenía pensado permanecer hasta septiembre. La noche del 19 de marzo llegó a su casa de Pozoblanco con guantes y envuelta en su bufanda para protegerse la cara ante la falta de mascarilla, como le habían recomendado. La trajo un taxi que sus padres habían enviado desde Pozoblanco para recogerla en el aeropuerto de Sevilla, donde aterrizó su avión. Los horarios de llegada de su vuelo le impidieron llegar a su casa en transporte público y las nuevas normas que impiden que vayan dos personas en el mismo vehículo imposibilitaron a su padre, que trabaja a 50 kilómetros de Sevilla y regresa todos los días a su casa, recogerla y traerla de vuelta a Pozoblanco.

«El que mi padre no pudiera recogerme en el aeropuerto y venirme con él a Pozoblanco me puso más nerviosa de lo que ya venía, porque me di cuenta de que la situación era complicada aquí, desde fuera se ve de otra manera».

María residía en Berkshire, a 75 kilómetros de Londres, «cuando empezaron a aumentar los casos de coronavirus en Inglaterra, donde el Gobierno no estaba poniendo medidas suficientes para frenar la enfermedad decidí venirme». Relata que el momento de reencontrarse con la familia fue muy extraño, al no poderse abrazar ni besar después de tanto tiempo. La primera noche en casa la ha pasado bien, «algo rara», pero ahora ya tranquila, concluye.