Que son tiempos difíciles nadie lo niega. Y por eso mismo hay algo que me está sorprendiendo tanto o más que el tema del coronavirus y el palpable cambio climático, como es el negacionismo, no de que son tiempos difíciles que precisan fuerza de voluntad generalizada, sino la negación generalizada de la degradación sanitaria y medioambiental tan estrechamente relacionadas. Porque cuando ocurren desgracias colectivas, la gente suele unirse en la solidaridad en una especie de tsunami de humanismo. Pero lo extraño es que más que a humanismo reaccionario estamos asistiendo a una generalización de negacionismo de la evidencia; esto no es una respuesta razonada sino racionalizada, es decir, una hipocresía además de una irresponsabilidad, y tiene sus bases en una supuesta conspiración de «ellos», entendiendo esos «ellos» como una mesa redonda de los más poderosos de la Tierra para guiar nuestras vidas en exclusivo interés de «esos».

Pero estos negacionistas obvian descaradamente, en una postura insolente e insultante para con el sufrimiento de los miles de personas que han perdido seres queridos, que las muertes de esos mismos poderosos por coronavirus paralelamente a la bajada de la mortandad conseguida en tiempo récord con las vacunas, dejan al negacionismo donde debe estar: en la basura. Incluso algunos negacionistas se autoproclaman por puro protagonismo cateto como una especie nueva de lumbreras tocados por la sabiduría divina y por tanto pertenecientes a un nivel de consciencia superior que tienen la magna y universal tarea de abrirnos los ojos. Por favor, no sigan a estos ególatras presos de su propia ansia de protagonismo patológico (que además suelen tener una característica común: ni doblan ni han doblado el lomo nunca). Les doy un ejemplo muy cercano para los que dudan: ¿de verdad creen que Carmen Calvo, que cogió el covid 19 siendo vicepresidenta de España y mujer de amplios poderes y que por tanto según los negacionistas debe formar parte de la conspiración esa, estaba dispuesta a morir por el tenebroso plan? Porque esta mujer estuvo a punto de palmarla y se ve que lo ha pasado muy mal, que la cara que se le ha quedado a la pobre es el espejo del alma (deseo de corazón que recupere toda su vitalidad). Por el amor de Dios, no perdamos más energías en tanta estupidez.

Unámonos para hacer un mundo más austero que pare el cambio climático, que parece estar muy relacionado con la peligrosidad de los virus. Dejémonos de planes ocultos de gentes oscuramente poderosas porque entre otras cosas los poderosos no están tan coordinados para semejante conspiración planetaria. Es más, bien parece que la conspiración es al contrario, es decir, del negacionismo, porque siempre es quien niega la evidencia el que tiene intereses oscuros: o eso, o que están más colgados que un bocado donde yo me sé.

* Abogado