¡Por fin se ha reconocido que soy catalán y he podido reivindicar mi verdadero origen ampurdanés! ¡Cientos de documentos y cartas! que demuestran que mi apellido, Beethoven, es una burda traducción de la verdadera fonética catalana: Betofarra o Butifarra, y con una sola «e»; eso de dos «es» es un gasto innecesario; y mi nombre no es Ludwid (¡qué lío de letras!), sino Lluis, y sin ese «van», que también es otro gasto; y que todas mis obras están compuestas en mí sostenido para mí. Por fin se me reconoce que desciendo por vía paterna de los abuelos de Colón, que, por supuesto, también era catalán, y de la batalla de los Campos Cataláunicos contra los hunos, los unos y los otros. ¿Perciben dónde están esos campos? Esto hasta un centralista español lo puede captar.

Sí, el centralismo español ha corrompido mis orígenes y ha intentado, sin éxito, borrar sus huellas en mi obra. Me explico: El catalán que descubrió América tuvo amores con una india, pero no quiso reconocer al crío por problemas genéticos de RH. Un descendiente de éste de aquélla participó en comercios con Napoleón, que también era catalán. Allí tuvo amores con una rolliza austriaca, que emparentó con un catalán viajante de telas. Pues de éste de aquélla desciendo yo en línea consanguínea directa. Por fin puedo ya solicitar los derechos de autor por inventar la sardana, y el verdadero título de mi Himno a la Alegría Catalana, y mi ópera Fidelio, cuyo verdadero título es «Fideuá», y mi sonata a Kreutzer, que en realidad se traduce «Sonata a la crema catalana», y mi concierto para piano, «Emperador», es en realidad «President», y mi Cavatina no es un cuarteto de cuerda sino un homenaje al cava, o sea, champán; y mi sonata Claro de Luna en realidad se titula A la Luna de Valencia (o sea, países catalanes), y «Para Elisa» no es para Elisa, sino para la Moreneta, y el verdadero título de mi sinfonía «Pastoral», de ambiente tan bucólico, es Sinfonía Escalivada. Por todas estas vejaciones españolistas compuse mi sonata «Patética», porque desde luego es patético cómo se ha venido ninguneando mi verdadero origen. ¡Ahora sí que puedo mostrar mi auténtica melena romántica bajo mi barretina! Porque nosotros los catalanes inauguramos la cultura occidental. Y esto acaba siempre por ser reconocido.

* Escritor