Las sensaciones llegan por naturaleza. Hay tactos, imágenes y sonidos que despiertan nuestro placer o disgusto. En el fondo, pasarlo bien es, o era, así de barato, de natural: cuestión de preferencias y elección. A no ser que te aburras demasiado y decidas complicarte buscando un ingenio neuro científico tecnológico que actúe directamente en el receptor del placer o la curiosidad.

Demos un salto adelante en el tiempo. Ya no necesitas salir a la calle, tocar, oler, besar, leer: vivir. Te enchufan a una cosita y ahí vas, ojos en blanco, lengua fuera, disfrutando el bienestar que una tal Maruja (antes Alexa) te suministra: eso es tecnología punta, avance y progreso; sí señora. También puedes agenciarte un detector anticipador de bichos malos (huellas de virus y bacterias y otros indeseables seres vivos), que te mantenga bien lejos de todo el mundo, a salvo, sanísimo.

¿Y qué me dices de la crionización y la vida eterna? Ya no precisas curro, ni hobby, ni buscas aquella aburrida quimera de la «satisfacción». Enchufado a tu ingenio tecnológico, bañándote cada minuto en desinfectantes y descontaminantes, conectados tus receptores de sensación, emoción, euforia (tampoco te pases) al correspondiente emisor de "vida", ¿qué te queda? Ni siquiera buscas espejo; ya la imagen no importa porque todas y todos y todo fue conectado y reconducido a la red y cualquier mojón (pobrecito) se mide con el más inteligente, guapo y desarrollado. Ah, eso pasó a la historia con la comida, la música y el sexo. Un paso más.

Ahora te mueves (despacito, sano y asegurado) en modernísima sustancia amniótico digital evolucionada. Tu abuelo (in vitro) ostentó el muy reconocido cargo de maestro diseñador de contenidos Web para idiotas integrales. Tú has ido más lejos, como el resto del planeta después de la Purga Universal. Eres el contenido mismo: ni guapo, ni feo, ni listo, ni más, ni menos, pero ante todo: sano. Felicítate, persona del futuro. Es que… vamos, ¡da asco mirarte pero, ni Dios llegó tan lejos, tú! Quizás era ese tu objetivo: desbancarlo.

*Escritor