Durante la pandemia que estamos padeciendo, hemos aplaudido a todos los profesionales que han intervenido directamente en la atención de los pacientes, mas poco nos hemos acordado de un sector profesional que ha estado informándonos al día acerca de las noticias sobre el Covid, y este colectivo no es otro que el mundo periodístico, que bien en papel, bien vía digital nos han tenido informados puntualmente acerca del susodicho virus, las noticias positivas y las negativas, dan una visión del mundo todos los días, tanto local como nacional e internacional, lo que requiere un esfuerzo y un ánimo que es digno de reconocer, adaptándose a las circunstancias del momento pero que no falte la información puntual que enriquece y da conocimiento a los lectores, que juzgarán la noticia según sus punto de vista.

Lo que no entiendo es que a veces, se le da más importancia al autor de la noticia argumentada, que a la noticia en sí, pues lo importante es la noticia, no la persona que la expone, que algunos no aceptan, y en lugar de agradecer una información que puede ayudar a solucionar un problema, pues la noticia es noticia en sí misma, y luego vendrá la percepción, que no se trata de que me guste o no, sino verificarla y actuar sobre la noticia.

En el presente vemos casos muy similares con las noticias que se publican en la prensa. Los aludidos se descargan contra el redactor de la noticia y no contra el protagonista de la misma. De aquí surge la frase que el griego Plutarco expresa en su obra Vidas paralelas (Wikipedia.org) «!Matar al mensajero», pues hasta la Edad Media los que portaban malas noticias para las autoridades, directamente, perdían la vida.

Por otra parte la prensa, a diferencia de las redes, tiene pie de imprenta, o sea autor responsable. En las redes uno puede decir cualquier disparate, mentir, calumniar… o simplemente inventar todo de principio a fin y no pasa nada. Es por eso que la prensa tuvo y conserva un rol irremplazable a la hora de investigar y de informar. Este principio afecta a periodistas o investigadores, también a los columnistas y analistas quienes deben cuidar mucho lo que afirman y de dónde sacan su información. Sobre todo durante estos días de incertidumbre, aumentada por el ruido de las redes, la prensa tradicional juega un papel indispensable en la publicación de la noticia: el de darnos información que se puede verificar, rebatir o contrarrestar.

Nadie se esconde detrás de un alias. Los periodistas y columnistas sacan la cara, o en este caso el nombre, y si alguno miente se juega todo. Intereses creados pueden intentar embarrar al periodista, intentar matar al mensajero. Los periodistas serios producen miedo porque a menudo exponen negociados escondidos y es difícil desacreditarlos porque un periodista serio verifica sus fuentes y su información; no hacerlo pondría en juega su reputación.

Por tanto aplaudamos también al mundo periodístico por la información instantánea de la pandemia y salvar vidas con ello. Y no silenciar o censurar al cantor, se silencia la vida.