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CARTAS AL DIRECTOR / POLÉMICA EXPOSICIÓN

Ahora es cuando la obra está concluida

La derecha española, tanto en su versión anterior tres en una, como en la versión actual de una y trina, muestra una tendencia obsesiva por limitar la libertad de expresión en los diferentes frentes artísticos, ya sea la farándula (como los titiriteros), la música (véase los raperos) y ahora, en Córdoba, le toca a las artes plásticas, atacando a la exposición colectiva Maculadas sin remedio.

Quienes antes de opinar, de oídas, hayan tenido la deferencia de visitar la exposición, habrán comprobado que el tema de misma no es la Virgen sino la Mujer. Desde el principio la exposición pretende cuestionar el papel simbólico que en nuestro medio sociocultural se reserva a la mujer idealizada y al que se pretende circunscribir su función social, como virgen, inmaculada y asexuada, perfecta. El conjunto de la exposición es una reivindicación de la mujer con sus fluidos, sus deseos, aspiraciones, sexualidad y con mancha, en definitiva, una mujer de carne y hueso, real y humana.

Solo tres composiciones usan para ello de la estética de la pintura religiosa, una de las cuales es Con flores a Maria en la que la mujer se cubre con un manto, sobre una peana con angelotes, al modo en que Murillo pinta a la Inmaculada, mientras se lleva la mano izquierda a su entrepierna, y que ha sido objeto de la ira del mundo creyente, hasta el extremo de que un emergente la haya atacado intentando su destrucción. Lo que el cuadro representa, a mi modo de ver, no es a la Virgen Inmaculada, sino a esa Mujer Maculada que la exposición pretende reivindicar. No se observa intención de ofensa al símbolo religioso, su intención es usar el símbolo donde la mujer es exaltada y respetada, para extraer de él a la mujer real merecedora de respeto tal como es. Desde esta perspectiva los creyentes pueden estar tranquilos, la autora no atribuye a su Virgen deseos sexuales, ni actos obscenos, con esta obra pretende, según mi impresión, despojar a la mujer del papel icónico, abstracto e idílico como la madre virgen y pura, al que históricamente se le ha recluido, para reivindicar la plena posesión de su ser como persona real, corpórea y sujeta a las leyes de la biología y con plenos poderes sobre si misma.

El que ha agredido la obra, y los que se han sentido agredidos por la obra, se han de mirar si en realidad lo que están rechazando no es precisamente a esa mujer libérrima, insumisa y dueña de si, que quiere bajarse del pedestal en el que se la quieren mantener.

Por esta razón, no comprendo la actitud de los responsable de la Diputación de Córdoba que, sometiéndose a los prejuicios de los intolerantes, acepta retirar la obra dañada cuando, en realidad, su función reivindicativa se ha culminado con la agresión sufrida. Ahora es cuando la obra está concluida y debe mantenerse para que se pueda comprender la dificultad de la tarea con la que hoy se enfrentan, no las Vírgenes, sino las Mujeres.

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