El largo caminar de una tierra reclamando y exigiendo sus derechos durante décadas solo ha servido para llevar a la desolación y a la tristeza a sus habitantes ante el despoblamiento que padece. Día a día los censos y padrones municipales de habitantes de nuestros pueblos emiten un parte negativo ante la continuada marcha de jóvenes. Buscan otros lugares donde poder encontrar oportunidades laborales y de progreso personal. Las voces de los hombres y mujeres se diluyen en el espacio reclamando desde hace años planes y programas que venzan el olvido, que acorten las distancias y eliminen ese sentimiento que parece permanente y eterno de sentirse desfavorecido con respectos a otros lugares y personas. No es un hasta luego. La marcha de esos miles de jóvenes es un adiós definitivo y rotundo. Se ven obligados a alejarse de nuestra comarca por el desempleo o la falta de alternativas profesionales.

Llevamos mucho tiempo, y así lo proclamará la historia, reivindicando factores y elementos que potencien nuestro desarrollo económico y nos ayuden a sustentar la población en nuestro territorio. Tenemos que reconocer, es verdad, que en estas décadas a las que aludimos se han dado pasos que, si bien no han supuesto una panacea para solucionar el problema del despoblamiento, sí confiamos que ayudarán y favorecerán a nuestra comarca.

El pantano de La Colada, la parada del AVE en Los Pedroches o la Reserva Starlight han significado pequeños avances que no impedirán que a la postre nos quedemos esperando la respuesta y la solución al verdadero problema de esta tierra que no es otro que la despoblación. Una respuesta que no llega y que hace perder la ilusión y la esperanza en el futuro de nuestra comarca. ¿Por qué los proyectos exigidos hace años para revertir esta situación no se han hecho realidad? ¿Qué sucede para que la N-432 no se convierta en autovía? ¿Qué ocurre para que la autovía Lisboa-Valencia lleve más de diez años detenida en Puertollano sin completar un eje de comunicación transversal básico? ¿Qué decir del desdoblamiento de la N-502 en el tramo Córdoba-Toledo?

¿De esta situación tienen la culpa los seres humanos que nacen y viven en esta comarca? Todo lo contrario. Están obligados a abandonar a su suerte la mejor dehesa de Europa y resignarnos a perder una calidad de vida más que extraordinaria. ¿Debemos renunciar a nuestros orígenes, a nuestra comarca, a nuestra tierra, a nuestro yo? Ha llegado la hora de que los gobiernos asuman su responsabilidad y ejecuten las medidas necesarias para logar el equilibrio entre los pueblos de un país como el nuestro.

Hay que apostar por inversiones generadoras de empleos basados en la innovación, la tecnología y la sostenibilidad. El desarrollo agrícola y ganadero tiene que venir acompañado de nuevas iniciativas industriales y turísticas. La nobleza, la hospitalidad y nuestra profunda humanidad hacen que los habitantes de Los Pedroches sean aceptados y apreciados en cualquier lugar del mundo. Nuestra tierra nos ha dado forma y ha hecho de nosotros lo que somos. Por eso queremos seguir viviendo en nuestra tierra. Por eso queremos frenar y acabar con el éxodo que nos lleva al despoblamiento. No es alarmismo, es la realidad. En diversos foros y organismos europeos ya se anuncia que en el año 2035 Los Pedroches será una de las comarcas con la tasa de longevidad más alta de nuestro país. A las gentes de Los Pedroches les ilusiona siempre regresar a sus pueblos. No merecen ser condenados a un éxodo forzoso, duro e inhumano.