Esa sonrisa

Esa sonrisa de «aquí me las den todas». ¡Pero mira qué lindo mi niño! Esa sonrisa hacia dentro de tiernos hoyuelos y labios pegados. Esa máscara de «¡dejarme solo!», de «vais a ver cómo arreglo lo que me echen». Esa sonrisa de maniquí. ¿Nunca se agota esa mueca? ¿Te acuerdas de la sonrisa del régimen? ¿No? Se nota que eres joven o que te crees joven o que te has reciclado a joven. ¡Tantos cambios!, ¿verdad? Con esta sonrisa no me gana nadie. Entonces fue la sonrisa del régimen; ahora es el régimen de la sonrisa. Y nos siguen poniendo a régimen. Vamos a dialogar; ¡huy sí!, vamos otra vez a dialogar cómo nos sacan las tripas. Y el resto del país, impasible; mirando los telediarios con cara de cretino. Y esa «segunda inocencia que da en no creer en nada». Y mucho diálogo, frente a frente, respetando por derecho, una chicuelina, media verónica, y así vamos llevando al resto del país al picador, y que tome otro puyazo, o la carioca, y siempre nos quedamos en el tercio de varas; si acaso, banderillas. ¡Y venga banderillas amarillas! ¡Quién me ha visto y quién me ve y sombra de lo que fui! Y mucha pose, y mucho swing; bien afeitado, bien maqueado, y mucha cadera, y mucha sonrisa. Aquí no vamos a tener ningún problema. ¿Otoño caliente? Sonrisa. ¿Legislar en caliente? Sonrisa. ¿Referéndum ilegal? Sonrisa. ¡Es que me viene un gusto! Sonrisa; respetar a los que nos van partiendo los calcañares y dejándonos lisiados como siempre. ¿La Constitución? Sonrisa. Aquí no pasa nada. ¿La Ley? Sonrisa. Y venga diálogo. Y que si quieres a Ros, Catalina. Vamos a quitarnos las deudas y las humillaciones a base de dialogar. ¡Mucho trágala de diálogo! Y en la otra parte de la mesa de diálogo, el pitorreo. Piensan: «Este gobierno central es tonto de baba». ¡Y vamos a dialogar! Por debajo de la mesa, ¡otro corte de manga! Ya vamos a ser independientes, y los demás, dependientes. ¡Toma ya diálogo! En comparación con esto, Platón es una cacatúa de zoológico. Nos cambian la hora y ya tenemos distracción.

* Escritor