Juan de Mairena, apócrifo de Antonio Machado, escribió que "la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero". Por eso, nos ha parecido de perlas que, tanto el alto clero cordobés, con su obispo a la cabeza, como los diversos colectivos que reivindican la titularidad pública de la Mezquita-Catedral hayan estado en Bruselas, casualmente al mismo tiempo, para airear su punto de vista, su verdad sobre el universal monumento. Propaganda que, en el aspecto turístico, nos beneficia, como reconoció don Demetrio apenas llegado a Córdoba para ostentar el anillo de Osio, que tan ancho le viene.

Al hilo de las noticias periodísticas que han difundido el acontecer y llevados por el afán de que los hechos primen sobre las opiniones, queremos resaltar, telegráficamente, los siguientes puntos, para bien distinguir las verdades enteras de las medias verdades.

Primero. Nos parece totalmente positivo que la Unión Europea conozca las siguientes realidades, íntegramente acreditadas:

1.- Que la controversia se generó porque una ley española --con sólidos indicios de inconstitucionalidad-- otorgó a los obispos la cualidad de funcionarios públicos para inmatricular bienes. No conocemos que haya antecedentes en la vieja Europa.

2.- Que la curia diocesana certificó en el Registro de la Propiedad --por tanto en documento público-- que la Santa Iglesia Catedral de Córdoba había sido declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1984. Falsedad que en los códigos europeos se considera una acción ilícita.

3.- Que la Ley del Patrimonio Histórico español, a la que ha de sujetarse la iglesia, como es obvio, considera de dominio público todos los objetos de dicho Patrimonio.

Segundo. Entendemos igualmente positivo que la Unión Europea sepa las siguientes medias verdades que se suelen ofrecer como verdades completas y que confunden al personal:

1.- Es cierto que desde hace más de siete siglos la iglesia posee, para cumplir sus fines, la Mezquita- Catedral, pero es una verdad a medias colegir de ese hecho posesorio que son propietarios, pues los bienes de dominio público no pueden adquirirse por prescripción, es decir por el transcurrir del tiempo.

2,- Es cierto que la Universidad Loyola ha comprobado, en un estudio, el impacto positivo del monumento en la economía local y regional, así como que en los últimos tiempos se han batido récords de visitas. Pero usar ese estudio para argumentar la propiedad eclesiástica del inmueble se convierte en menos de media verdad, pues el orbe está lleno de buenos administradores que no son propietarios de lo que administran.

3.- Resulta otra media verdad sostener como verdad enteriza que el cabildo es un gestor excelente, cuando más de la mitad de ese mismo cabildo fue propietario de una entidad financiera que quebró espectacularmente y algunos de sus miembros en activo, que han ido a Bruselas, acabaron condenados por sentencias firmes a multas cuantiosas, después de permitir que cayera en manos foráneas una de la joyas turísticas de la ciudad.

En otro orden de cosas, ignoramos lo que el señor obispo hablaría con el nuncio de Su Santidad en el encuentro de Bruselas pero creemos posible, sabiendo que es un mensajero del Papa Francisco, que le recordara a don Demetrio que la Iglesia debe de eludir los negocios ayunos de espiritualidad pues su alta función, como cantábamos en el colegio, es "llevar almas del joven a Cristo e inyectar en los pechos la fe".

Al concluir esta síntesis apretadísima, queremos despedirnos del atento lector con otro pensamiento de Antonio Machado. "El amor a la verdad es el más noble de todos los amores".

* Escritor