S uma tu voz es el lema del Instituto Andaluz de la Mujer para este 25 de Noviembre, en que se celebra el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Con este motivo, quiero invitar a todos, hombres y mujeres, escolares, trabajadores, trabajadoras y responsables públicos a unir su voz para que la mujer víctima de violencia de género hace unos días sea de verdad la última en caer bajo el yugo asesino de la puñalada o los golpes, o bajo la sombra, no menos dañina, de los insultos, pedazos de muerte anticipada.

Contra la voz que empieza con malos tratos, desde la primera palabra que denigra, que descalifica y ridiculiza a quien dice amar o porque dice amarla, sumad, sumemos nuestra voz todas y todos los demás. Porque somos más y, sobre todo, porque la ley y la razón están de nuestro lado para ahogar, para silenciar, para segar la raíz del maltrato.

Andalucía ha sido una de las comunidades pioneras en adoptar medidas a favor de las mujeres en general y particularmente en contra de la violencia de género. En este empeño lleva el IAM 25 años. Hace un cuarto de siglo la Junta de Andalucía se alineó con los movimientos feministas, por entonces no comprendidos del todo, consciente de que la discriminación contra la mujer y la violencia de género eran problemas complejos, con componentes individuales y sociales, que había que atacar desde múltiples ámbitos, como el económico, sanitario, jurídico, educativo, familiar, psicológico y social, las nuevas tecnologías, el ocio...

Los nuevos casos de violencia nos hacen plantearnos nuestro trabajo. Nos hacen conscientes de que, desgraciadamente, nos queda mucho camino por recorrer mientras quede suelto un solo individuo que considere como propia la vida y la dignidad de una mujer, que solo a ella pertenece.

Pero el 25 de noviembre debe ser también un motivo para recapitular: con un arduo trabajo, a veces en medio de la incomprensión y siempre con escaso presupuesto que se rentabiliza al máximo, en estos 25 años hemos conseguido crear conciencia y hacer visible el problema, sacarlo de la estricta relación familiar para que sea toda la sociedad la que clame contra la violencia de género y aísle o reeduque al maltratador.

Andalucía ha estado a la vanguardia en la adaptación del marco normativo, no solo con la aprobación de leyes y planes específicos, sino también con medidas transversales y programas educativos, que han conseguido poner la violencia de género en primera línea de la agenda política y de la conciencia colectiva.

En estos momentos, en la era de la globalización y la sociedad red, nos encontramos con nuevos problemas, como la viralidad de la violencia, la multiplicación de sus efectos por su capacidad de difusión y repetición, el mayor anonimato del agresor, con la consiguiente sensación de impunidad e indefensión de la víctima, la posibilidad de que se dé una suma de maltratadores, la continuidad en el tiempo, la exhibición de la intimidad, la facilidad para el control permanente o el riesgo de suplantar fácilmente la personalidad de la víctima. El reto ahora es mantener y reforzar toda la red de recursos para las víctimas, que se active en el momento en que pidan ayuda, ampliar la conciencia social contra la violencia de género, ampliar la conciencia crítica contra el machismo y todas sus manifestaciones.

¿Y cómo hacerlo? Sumando, sumando voces. Trabajando en las empresas, en la escuela, en la familia, en los medios de comunicación, conscientes de que la mejor arma contra la violencia de género es la prevención, para erradicar los estereotipos machistas y las relaciones tradicionales de poder, para denunciar los malos tratos y para facilitar a las víctimas la salida de su situación. Para dar voz a quienes un amor mal entendido solo les dejó sollozos.

* Delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía en Córdoba