El remate de la recolección de la aceituna, popularmente "el arremate", es una tradición que se va perdiendo. Solían cantar las aceituneras al señorito "... que prepare el arremate que la cosecha ya está acabá (...) y aunque somos jornaleros nos preocupamos de su aceituna". He sido testigo de un arremate muy especial y muy emotivo. Especial porque el pueblo de Doña Mencía para no olvidar la memoria de aquella época cuando esa costumbre era un alivio a tanta necesidad, lo celebra no como es habitual, en el olivar de tal o de cual. Asistió el presidente de la cooperativa, Manolo Priego, en representación de todos los olivareros, propietarios y asalariados. Se inició con una misa flamenca en la iglesia parroquial. Fue emocionante oír el rasgueo de la guitarra de Rafael Trenas en el momento de alzar . Con qué compostura asistieron los feligreses a esta misa. Con qué devoción la oyeron gracias al buen cante de Antonio de Pozoblanco, sobre todo en el Padre Nuestro y en su intervención final, rematada con aplausos a él y a la fina guitarra de Rafael. Todas las habituales peticiones de la liturgia de la misa estuvieron en esta ocasión relacionadas con el mundo del olivar. Es el tercer año que así celebra Doña Mencía el arremate y creo que don Enrique, el párroco, tiene mucho que ver con la idea. En su sermón hizo un canto a la cultura del olivo, "árbol del trabajo y la esperanza". El arremate continuó en la Plaza de España con unas migas y "tomates guisados". Mi amigo Fernando Moreno me guió a la Peña Flamenca donde se degustó un arroz.

* Periodista