No sé si conocen las condiciones en las que se encuentra la carretera que va desde la rotonda del Aeropuerto hasta la barriada de La Golondrina que, desde hace unos años, está parcheada con abultamientos, en ambos carriles, por las zonas cercanas al arcén, y cuando llueve se vuelven a abrir éstos en agujeros y a los coches se les revienta la rueda cuando sin querer o sin poder evitarlo caen dentro de él.

Los vecinos nos manifestamos, y sólo sirvió para colocar una señal de precaución de no ir a más de 30 km/h, tal vez para curarse en salud.

Yo siempre me he preguntado cuánto valdría arreglar esta carretera. Pues bien, se lo diré: la vida de mi hijo, esto es lo que estuvo a punto de costarme el 9 de junio sobre la 19.35 cuando un coche, al intertar esquivar los abultamientos, invadió nuestro carril, y gracias a los reflejos de mi marido, a riesgo también de salirnos de la carretera, pudo evitar un choque frontal, y que aún así, nos dió en el espejo retrovisor y saltó en pedazos, pues el otro coche no hizo nada para volver a su carril.

Ninguno nos quedamos con la matrícula, mi marido al intentar evitar el choque y yo porque por instinto me eché sobre mi hijo para protegerlo.

Así que yo ya sé lo que estuvo a punto de costarme esta carretera: la vida de mi hijo.

M Cristina Muñoz Mariscal

Majaneque (Córdoba