Una de las primeras preguntas que los estudiantes de Economía oíamos en las aulas erala siguiente: "Qué producir: cañones o mantequilla". Con ella los profesores introducen a los alumnos sobre una de las misiones esenciales de la ciencia económica: la asignación de recursos entre distintas alternativas.

Una elección conlleva no sólo el riesgo de equivocarse, sino también la posibilidad de perder el beneficio que la opción alternativa hubiera proporcionado, lo que denominamos "coste de oportunidad". Por ello la elección comporta necesariamente la incorporación de otro tipo de elementos no cuantitativos: principios, ideas, valores sociales, referencias que determinan la elección. Es misión de los técnicos analizar y mostrar cuantitativamente las diferencias entre cada una de las alternativas, pero la decisión corresponde a quien tiene la autoridad y la responsabilidad de elegir, especialmente si es en nombre de la ciudadanía. En eso consiste la política económica.

La decisión del Gobierno de nacionalizar Bankia y las dudas que esta operación generan (especialmente respecto al retorno del dinero público) cuestionan ampliamente la política económica del gobierno y su posición ante distintas alternativas.

La primera reflexión sugiere que el coste de oportunidad de una decisión como la de invertir dinero público en Bankia consiste en deteriorar derechos sociales que se basan en valores de igualdad en el acceso a la educación y a la salud, a través de los recortes exigidos por el señor Rajoy a las comunidades autónomas en sanidad y educación.

No debe extrañar por tanto el enfado del conjunto de la ciudadanía que lleva ya años viendo cómo aquellos que fueron protagonistas y causantes de la devastadora crisis que hoy sufrimos: el sistema financiero y los defensores de su desregulación, son también quienes reclaman sumas de dinero público que se detraen del conjunto de derechos sociales.

Porque además existen serias dudas de que los bancos en su conjunto estén cumpliendo su misión de generar un flujo financiero productivo para el conjunto de la sociedad. Todos sabemos que las ingentes cantidades de dinero que el BCE está prestando a los bancos "barra libre de un billón de euros" no llegan a las familias y empresas. ¿Qué están haciendo los bancos con esa suma astronómica? Sencillamente están eligiendo dedicarlo de forma alternativa a invertirlo en deuda pública (que en algunos países como Grecia, les reporta un interés anual superior al 20% y en España, en estos momentos, supone una rentabilidad en torno al 6%) en lugar de dar créditos a familias y empresas. Es decir, los bancos han decidido "fabricar cañones en lugar de mantequilla".

Y ello nos introduce en otra reflexión: hasta cuándo vamos a permitir que el diferencial de tipos de interés esté incentivando a los bancos a desviar dinero prestado a bajo precio por el BCE, para obtener un beneficio rápido y seguro con deuda pública de los distintos países europeos. España va a gastar en 2012 cerca de 30.000 millones de euros en el "servicio de la deuda", en intereses que suponen una cantidad similar al esfuerzo presupuestario que se le exige de forma intransigente. Nuevamente nos encontramos ante un coste de oportunidad absolutamente evitable si existiera un eurobono o si el BCE comprara deuda pública de los países miembros de la unión monetaria. Alternativamente ese dinero se podría dedicar a políticas sociales y de empleo en cantidad equivalente al coste de la deuda. Sin duda un doble coste de oportunidad irritante.

Cada vez son más los expertos que alertan sobre el falso problema de la deuda pública, como una inducción de los poderes financieros para iniciar una privatización, una involución del sistema de protección social y del Estado del bienestar: el triunfo del mercado.

En esta situación el conjunto de la sociedad y en especial las fuerzas políticas y agentes sociales progresistas debemos plantearnos de forma nítida e inequívoca nuestra opción por los derechos sociales antes que por los bancos. Es hora de compartir entre todos cuál es nuestra elección y reclamarla al Gobierno.

El gobierno del señor Rajoy debe hacerse eco de la opinión ya mayoritaria de la sociedad española y aprovechar los nuevos aires que aparecen en el contexto europeo liderados por Francia, para plantear un giro hacia una Europa más solidaria, que haga valer los derechos sociales sobre los intereses del capital financiero, que prefiera producir mantequilla a cañones. Aún es posible.

* Parlamentario andaluz por el PSOE