Aquel tío era un genio. Era la primera vez que yo veía algo así, fue en un cine, en uno de los capítulos de la serie de Supermán. El administrativo de una gran compañía se entretenía en desviar algunos céntimos de las nóminas de sus compañeros a su propia cuenta; los afectados no lo notaban y así él acudía al curro cada mañana en un Ferrari Testarossa. En realidad aquel tipo no era tan genio porque lo último que debe hacer un timador es alarde. El año pasado muchos usuarios de una compañía médica fuimos objeto de un error de cobro y se nos invitó a recuperar la cantidad, que era de solo unos pocos euros. Yo inicié el proceso administrativo pero al final me aburrí, había que hacer una solicitud y luego, al cabo del tiempo, acudir a por el cheque. No era cosa de acercarme a Córdoba en horario de oficina dos veces para una minucia.

El caso es que, si fueron muchos los que abandonaron, al igual que yo, la suma de las cantidades tuvo que ser considerable a favor de la compañía. Visto esto, es muy loable la decisión de Endesa --empujada por la Junta de Andalucía-- de devolver de oficio lo que por error ha cobrado de más en los recibos. Deberían seguir el ejemplo otras grandes compañías, telefónicas y bancarias sobre todo, cuando se dan casos parecidos. Endesa ha reforzado su buena imagen con muy poco esfuerzo y a bajo coste, otras muchas empresas se labran a pulso una reputación peor que la del cazador Bermejo . Y es que muchas veces las pequeñas infamias se convierten en grandes desamores, y, al revés, un pequeño gesto es más valioso que el oro.

* Profesor