Ya comprendo que, apenas una semana después de la terminación de las fiestas y envueltos en la capa de la culpabilidad, no tenemos el cuerpo ni la mente para hablar de comidas más allá de sopitas, calditos, pescaditas en blanco, filetitos de pollo a la plancha, tortillitas a la francesa, verduritas cocidas, ensaladitas y frutitas. Intencionadamente escribo así, en grado diminutivo, porque la sola idea de utilizar el grado positivo, puede herir la sensibilidad de los lectores -y mía-; pero esta página es de gastronomía, así que el que quiera taparse los ojos que se los tape: desde el día 1 de enero, Almería es Capital Gastronómica 2019. Contando hacia atrás, ya lo fueron León, Huelva, Toledo, Cáceres, Vitoria, Burgos y Logroño (2012), que fue la primera. Estos galardones están organizados por la Federación Española de hostelería y la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo, y el jurado está formado por representantes de estas organizaciones e instituciones relacionadas con el turismo y la gastronomía.

En octubre se supo que para este año, la elegida era Almería; y el jurado resumió los motivos de la elección de esta manera: «el proyecto almeriense cuenta, entre sus principales fortalezas: un respaldo institucional sin fisuras, un apoyo popular con más de diez mil cartas de adhesión, una oferta de productos de tierra y mar excelente, un modelo productivo revolucionario que es compromiso con la sostenibilidad y una cocina creativa que combina tradición e innovación».

No nos cabe la menor duda de lo que este nombramiento va a suponer para el incremento turístico, que ya está calculado en cifras, avaladas por el enclave comercial y cultural, la calidad, cantidad y seguridad de sus productos, el entorno privilegiado y singular, la actitud dinámica, acogedora y abierta de la ciudad donde, junto a la tapa y los platos tradicionales de raigambre mediterránea, reina la cocina innovadora. Mucho donde elegir.

No tenemos que salir corriendo ahora mismo, con las maletas a medio hacer y a medio cerrar. Tenemos todo el año por delante, pero ya podemos ir proyectando algún viajecillo -366 kilómetros; tres horas y media mal contadas- para los fines de semana, puentes y cuantas vacaciones se tercien.

Amería y su provincia, no la olvidemos, tiene vinos y aceites de oliva muy interesantes, una huerta que abastece a Europa, varias Indicaciones Geográficas Protegidas, pescados, salazones, quesos, embutidos....

He procurado ser suave y no recrearme en las suertes.

Salud.