Juan José Morente cree que no es comparable la calidad de las clases presenciales con las virtuales, pero en estos momentos prima la inmediatez impuesta por la pandemia.

En este curso tan inusual. ¿Cuáles son las principales preocupaciones del estudiantado de la EPSC (Escuela Politécnica Superior de Córdoba)?

Sin duda alguna son dos: la calidad de la docencia, que siempre ha sido una preocupación pero este año es aún más importante, y el riesgo al que nos exponemos al acudir a la universidad, que es algo nuevo a lo que nos estamos enfrentando. Aunque se intenten equilibrar ambas preocupaciones, la balanza siempre tiende hacia uno de los dos lados.

¿Cómo ha funcionando el sistema semipresencial?

Hay estudiantes, entre los que me incluyo, que sienten que han perdido un año de su formación. La modalidad de clases semipresenciales está bien sobre el papel, pero al aplicarla se pierde mucho. Por ejemplo, existe el profesor que se centra en los estudiantes online y justo el contrario, el que olvida que existen. En este sentido, quizás sería mejor un solo tipo de docencia: o presencial u online. También esperamos que la evaluación de este año sea más justa que la del anterior (tuvimos que hacer los exámenes online) en la que todos sabemos que hubo, en muchos casos, buenas notas sin una base real de conocimiento detrás.

¿Os preocupan las prácticas?

Bastante. En nuestras carreras las prácticas son muy importantes y perder la oportunidad de hacerlas puede afectar mucho tanto a la formación de los estudiantes como a su proyección profesional. Sigue habiendo prácticas, pero tememos que la oferta se vaya reduciendo.

¿Crees que la calidad de la docencia se puede ver afectada por las situación de pandemia?

Por supuesto. Sin duda la mayor preocupación de los estudiantes, al margen del aspecto sanitario, que es otro tema, es la bajada de la calidad de la docencia. Por mucho que la EPSC y sus profesores se esfuercen, no es comparable la calidad de las clases presenciales con las virtuales, sobre todo en nuestras carreras que son eminentemente prácticas.

¿Cuáles son tus objetivos para este curso, dadas las extraordinarias circunstancias?

Los representantes de estudiantes de mi escuela no queremos ser excesivamente ambiciosos. No es un año en el que podamos pretender, como en otros, mover cambios importantes o conseguir grandes reivindicaciones. Es un año en el que tenemos que lograr salir adelante y solventar día a día los problemas que vayan surgiendo, que, aseguro, no son pocos. En la situación actual, la relación con el equipo directivo de la Escuela debe de ser fundamental. Nosotros nunca hemos tenido problemas con la dirección. El trato con ellos siempre suele ser rápido y fluido, y al final todos somos parte de la misma escuela y ninguno puede funcionar sin el otro. La mayor parte de problemas que podamos tener, y que les competan a ellos, nos los resuelven. Además no es solo que acudamos a ellos cuando surgen problemas, sino que cuentan mucho con nosotros y eso es de agradecer.

- ¿Crees que los estudiantes, en general, están concienciados sobre la pandemia y cumplen las normas preventivas?

En general sí, pero al final siempre resaltan más los irresponsables. Nadie dice «mira, esos 100 estudiantes llevan mascarilla» pero si «mira, ese no lleva», por ejemplo. El problema es que las medidas cambian o se amplían casi semanalmente y hay mucha desinformación que tenemos que combatir desde los consejos y la propia universidad. También creo que, en muchos casos, los estudiantes estamos más concienciados que muchos profesores aunque a veces se tienda acusarnos más.