El calor es un riesgo sigiloso para la salud. Según Ángeles Pastor, enfermera gestora de casos, «identificar el límite no es sencillo; muchas veces no eres consciente». Por eso, la prevención tiene un papel fundamental en los meses estivales, especialmente en ciudades que, como Córdoba, están acostumbradas a altas temperaturas, y en los grupos más vulnerables: niños, ancianos y enfermos. Aunque también cabe añadir a embarazadas. «Deportistas y trabajadores expuestos al sol también deben extremar los cuidados», explica la enfermera.

La Consejería de Salud de la Junta de Andalucía realiza un seguimiento telefónico a 1.363 pacientes cordobeses vulnerables, este verano, para prevenir los efectos negativos que el calor pueda ocasionar en la salud, siguiendo el Plan de Prevención de Efectos de Temperaturas Excesivas. En total, en la comunidad la cifra se eleva a 12.437 personas. En el grupo de pacientes «frágiles» que se incluyen en el plan, hay varios niveles. Algunos requisitos básicos son que se superen los 65 años, que se padezca una patología crónica o que se tomen medicamentos que puedan afectar en estos casos, como diuréticos o antidepresivos. A ello, se suma el que se padezca algún transtorno mental, que la vivienda no posea las condiciones adecuadas o que estos pacientes no reciban visitas, lo cual aumenta la gravedad.

Con este fin, las enfermeras de los centros de salud, coordinadas por las respectivas gestoras de casos y bajo el amparo de la Junta, se encargan de identificar a las personas en situaciones que requieran una atención especial, para, posteriormente realizar el adecuado seguimiento telefónico, a través de Salud Responde, o físico. Desde el 1 de mayo, en Córdoba se han registrado 481 llamadas a los pacientes incluidos en la lista. De esta forma, la Junta intenta alertar de los riesgos que entrañan las altas temperaturas y prevenir sus consecuencias, que, en los casos más graves, pueden desencadenar en la muerte por golpe de calor. Para ello, las recomendaciones se basan en dos pilares fundamentales: la hidratación y la exposición al foco de calor.

«La sed es una alerta, por eso no hay que esperar a que aparezca», cuenta Ángeles Pastor. También, recomienda atender a la sudoración y seguir consejos como ventilar las habitaciones, mantenerlas oscuras, retirarse del foco de calor, hidratarse continuamente, usar sombrero para proteger la cabeza o abanico para refrescar la piel y mantener comunicación con las personas mayores para ayudarles si es necesario. En el caso de los más pequeños, la enfermera aconseja, entre otras cosas, protegerles con sombrillas y ofrecerles agua habitualmente.

A pesar de que este año el calor ha tardado en llegar a la provincia, algo que también se ha notado en los centros de salud, apunta Pastor, las visitas domiciliarias se han intensificado. Además, el plan de prevención de la Junta incluye una línea de información sobre la predicción de las temperaturas según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). En relación a esto, se establecen niveles en función del umbral de temperatura y los días consecutivos que se mantengan. Así, cuando las elevados marcadores de los termómetros se mantienen entre uno y dos días, se establece la alerta amarilla. Entre tres y cuatro días, la naranja. Y, cuando se alcanzan los cinco o más días consecutivos, el rojo tiñe las alarmas.