Una de las pocas obras que el Gobierno estatal tiene en marcha en la ciudad es la biblioteca de los Jardines de la Agricultura, a la que, si no hay retrasos, le queda poco para adquirir su futura piel. La instalación de la celosía que será la seña de identidad del edificio, cuyas obras fueron reanudadas en marzo, se producirá entre septiembre u octubre, según los planes del Ministerio de Cultura. Desde que en marzo se reanudaron las obras que llevaban dos años paradas, la empresa pública encargada de las mismas, Tragsa, «ha tramitado la adquisición de los grandes suministros, fundamentalmente las máquinas de climatización y la celosía exterior, y está a la espera de su fabricación y entrega para iniciar su instalación, lo que se prevé para septiembre u octubre de este año», según la información facilitada por Cultura.

Fuentes del Ministerio de Cultura explican que los trabajos ahora se centran en el interior del edificio. En este sentido, y según indican, «se están realizando los trabajos de albañilería en los sótanos», donde se está procediendo a la «colocación de los suelos y al levantamiento de la tabiquería». Durante esta última semana delante del edificio de la biblioteca se ha podido ver una grúa que ha estado trabajando en subir a la cubierta la estructura en la que se ubicarán las máquinas de climatización.

Aunque sea una obra en marcha, este proyecto se puede ver afectado por el hecho de que aún no haya un Gobierno formado y de que persista la posibilidad de unas nuevas elecciones generales. La obra, que tiene un plazo de ejecución de año y medio, por lo que necesitará aún todo el ejercicio del 2020, deberá tener dotación presupuestaria suficiente. La falta de presupuesto complica la llegada de nuevas inversiones. No hay que olvidar que las cuentas vigentes son las del 2018, las últimas que dejó Mariano Rajoy (PP) -que también prorrogó las del 2017-, y que las primeras de Pedro Sánchez, las del 2019, no salieron adelante.

Este proyecto tiene una larga trayectoria, ya que procede de la etapa en la que la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, era ministra de Cultura (2004-2007). El proyecto, diseñado por los arquitectos Ángela García de Paredes e Ignacio Pedrosa, era una realidad a final de la década pasada, pero, con la crisis de por medio, su licitación se retrasó hasta que sorprendió a todos en primavera del 2014. El solar que no había deparado ninguna sorpresa durante las catas arqueológicas previas, se convirtió en un cofre de tesoros del pasado durante los trabajos de seguimiento, en los que, al poco de iniciarse las obras en diciembre del 2014, apareció una necrópolis romana. El hallazgo más importante llegó después y fue un muro califal que se integrará en el edificio y enriquecerá sus estancias.

La obra quedó parada a medio ejecutar en octubre del 2016 por la necesidad de tramitar la modificación del proyecto para adaptarlo a la nueva normativa de eficiencia energética. Tras la resolución del contrato, los trabajos se reanudaron de la mano de Tragsa, que debe acometerlos por 9,7 millones y en un plazo de año y medio.