Unos gusanos muy comunes en las colmenas de abejas, conocidos normalmente como polillas de la cera o Galleria mellonella, tienen una capacidad prodigiosa para degradar el polietileno, uno de los plásticos más comunes y más resistentes a la descomposición, según ha descubierto y confirmado un equipo internacional con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Unos ejemplares colocados sobre las típicas bolsas que se entregan en las tiendas, por ejemplo, empiezan a crear agujeros y en cuestión de horas han dado cuenta de ellas. «El objetivo no es tanto cultivar los gusanos, sino descubrir las bases moleculares del proceso y avanzar luego hacia algún producto industrial», explica a este diario Federica Bertocchini, especialista del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria, en Santander.

En colaboración con sus colegas Paolo Bombelli y Christopher Howe, de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, decidieron llevar a cabo un experimento cronometrado. Alrededor de un centenar de gusanos Galleria mellonella fueron colocados en una bolsa de plástico, la típica de los supermercados. «Los agujeros comenzaron a aparecer apenas 40 minutos después y después de 12 horas hubo una clara reducción en la masa de plástico de la bolsa», escriben los autores. La investigación se publicará en la revista Current Biology.

«Hemos comprobado que 100 gusanos son capaces de biodegradar 92 miligramos de polietileno en 12 horas, es realmente muy rápido», dice Bertocchini. Los científicos comentan que la tasa de degradación es muy rápida en comparación con otros propuestas biológicas ensayadas, especialmente bacterias. Además, han descubierto que el contacto del capullo con el polietileno es suficiente para que este plástico se biodegrade.