El cuerpo de la chica de 14 años fue hallado sin vida por sus vecinos el domingo sobre las diez de la noche, tumbado en el suelo de su habitación. Llevaba varias horas muerta en un piso vacío. Era hija de una madre soltera de origen ruso, Olga. A menudo, ella y su hermano, de 17 años, se quedaban solos durante varios días en su domicilio de la calle de Burriac de Mataró, donde se instalaron hace poco más de un año. El fin de semana pasado su madre había tenido que ausentarse de nuevo. Lo más desconcertante del caso, que los Mossos investigan como un crimen sin descartar que se trate de un suicidio (la autopsia no ha sido clara aunque apunta a homicidio), es que su hermano tampoco estaba en casa. Los investigadores de la policía seguían tratando de localizarlo anoche. El examen forense sí ha concluido que la chica falleció a causa de un arma blanca. El viernes, según explican los vecinos, madre e hijo se enredaron en una discusión. Después, ella se marchó. El sábado, de madrugada, cuando los dos hermanos ya estaban solos, una vecina escuchó golpes en casa de Olga. El domingo, al abrir la casa, se encontraron a ella muerta con un corte en el cuello.