Dos estudios liderados por un investigador de la Universidad de Málaga concluyen que el calentamiento global podría conducir a la extinción del pinsapo en su hábitat natural, de acuerdo a los escenarios previstos por los expertos sobre el cambio climático. Los efectos del calentamiento global ya están alterando los ciclos fenológicos del pinsapo (Abies pinsapo. Boiss), un abeto endémico de la Serranía de Ronda (Málaga) y otras zonas de la Sierra de Cádiz en peligro de extinción, según señala este investigador, Oliver Gutiérrez Hernández. Los resultados del primer estudio señalan que el espacio ecológico del pinsapo podría desaparecer hacia el último tercio del siglo XXI en el peor de los escenarios previstos por el quinto informe del grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático (IPCC), un panorama con altas emisiones de CO2.

Por el borrador de este trabajo, que ya fue publicado en el Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, Gutiérrez recibió el IV Premio «Jesús García Fernández» para jóvenes investigadores. Las conclusiones de este informe dieron como origen el desarrollo de un proyecto de investigación sobre la problemática ambiental del pinsapo.

Esta semana se publicaron los resultados de un segundo estudio, liderado por Oliver Gutiérrez en colaboración con investigadores y científicos de la Universidad de Sevilla y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que fue publicado en la revista científica «Pirineos». De acuerdo con esta investigación, desde 2002 hasta 2016, los pinsapares andaluces han experimentado un incremento significativo del vigor vegetal producto de las actuaciones llevadas a cabo por la Consejería de Medio Ambiente en materia de conservación y regeneración.

Sin embargo, los autores, que analizaron una amplia serie temporal de imágenes de satélite de la NASA, detectaron una alteración de los ciclos fenológicos, un hecho relacionado con el calentamiento global, y que ha sido reportado por otros autores en distintas formaciones forestales del planeta afectadas por un aumento de las temperaturas.

En concreto, los investigadores indicaron que existe un adelantamiento de estación de crecimiento en primavera y una anticipación del periodo de senescencia estival. Estos adelantamientos están suponiendo una mayor exposición de la especie a las heladas durante el periodo de floración, así como a la sequía estival, que se adelanta a finales de primavera. El investigador sostiene que el futuro de la especie pasa por un gestión activa y adaptativa que mitigue en la medida de lo posible los efectos más negativos del calentamiento global.