Algo más de 6.000 denuncias de desaparición están activas y solo 245 son de alto riesgo, como la del niño Gabriel. Muchos casos, sin embargo, son de hombres mayores de 65 años con patologías mentales. Tenerles localizados en todo momento es el proyecto que el Centro de Desaparecidos tiene entre manos para que no se les pierda el rastro.

Dirigidos por Jaime Cereceda, teniente coronel de la Guardia Civil, nueve agentes de este cuerpo y de la Policía Nacional escudriñan en este centro las bases de datos de todas las fuerzas de seguridad, desde la de personas desaparecidas y restos humanos sin identificar hasta la que recopila la información de violencia machista (VioGen), entre otras. La meta, destaca Cereceda en el Día Internacional de las Personas Desaparecidas sin causa aparente, entender mejor un fenómeno de compleja casuística, dotar a las fuerzas de seguridad de protocolos adecuados en la investigación de los casos, comprender a las familias o sugerir normas que resuelvan posibles «limbos» jurídicos.

Preocupan especialmente las mayores de 65 años con patologías mentales, sobre todo alzhéimer. Para este tipo de casos, el centro le está dando vueltas a un proyecto que permita desde la actual aplicación de móvil AlertCops monitorizar a estas personas. Se trataría de que el teléfono que portara una persona de riesgo tuviera descargada esa aplicación con un sistema especial para que sus familiares le tenga geolocalizado. Y no solo ellos, también las fuerzas de seguridad. Como esta iniciativa, al Centro le han saltado algunas lagunas jurídicas al analizar las desapariciones y hablar con sus familias. ¿Qué se puede hacer con un joven mayor de edad que voluntariamente ha ingresado en una secta? ¿Cómo se resuelve una herencia si uno de los beneficiarios está desaparecido? ¿Qué pasa cuando alguien no quiere ser encontrado?.

A estos interrogantes quiere sugerir respuestas el centro, una de ellas la posibilidad de elaborar un Estatuto del Desaparecido, que podría suponer reformas legislativas en el derecho civil. Y como centro pionero -en Europa solo existe algo similar en Reino Unido y en cierta forma en Francia-, otro de los objetivos es impulsar una página web que, sin hacer competencia a las existentes en esta materia, sea «la referencia nacional para las personas desaparecidas». Entre las desapariciones voluntarias el abanico incluye desde el mayor de edad que desaparece para «romper» totalmente con la familia hasta el menor fugado de un centro de acogida (de las 6.053 denuncias activas, 978 corresponden a este tipo).