A estas alturas, ya estamos todos acostumbrados al uso torticero de las palabras por parte de los medios de comunicación y sobre todo de nuestros políticos, así que he decidido hacer un uso de las palabras polisémicas para quedarme con el significado más positivo de todos, sacar lo mejor de ellas, con la vana intención de que aprendan los que utilizan el lenguaje para enredar e inculcar odios y negatividad.

Empezaré con la palabra «oposición», que si se trata de la acción de oponerse o estar en contra de algo o alguien, también quiere decir pruebas o ejercicios a que son sometidos los aspirantes a un empleo en el que un tribunal seleccionará a los más aptos. Es por eso que me quedo con esta segunda acepción invitando a los que se consideran que están en la oposición que muestren sus mejores capacidades para merecer el puesto de trabajo o posición a la que aspiran.

Continúo con el concepto de «competir», ya que estamos en un mundo que se rige por ello y lo peor, a cualquier precio. Competir es luchar entre sí varias personas que aspiran a un mismo objetivo o a la superioridad en algo; dos o más personas que contienden entre sí, aspirando unas y otras con empeño a una misma cosa. Pero curiosamente la palabra competencia, de la misma familia, es la pericia, aptitud o idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado. Y es ese significado de la palabra competencia que voy a comprar, invitando a que desarrollemos nuestras mejores competencias para desarrollar proyectos que beneficien y mejoren nuestra sociedad, sin necesidad de dejar «KO» a nadie ni urdir trampas o dar puñaladas traperas.

Por último paso a analizar la palabra «enfrentamiento», harta de tantos entre nuestro políticos y en la sociedad. En ese contexto, se trata de pretender defender una posición e imponer ideas al otro (para obtener un triunfo), con lo cual me parece horrible. Pero si nos vamos a su significado más literal sería poner una cosa (o persona) enfrente de otra. ¿Y no es eso precisamente lo que hacemos cuando nos ponemos delante del espejo? Quizás tememos ponernos frente a otra persona porque esta nos pueda llevar a vernos a nosotros mismos en nuestra totalidad, con nuestras luces y sombras, con lo que muchas veces no queremos ver o nos empeñamos en esconder porque nos cueste asumir que podamos estar errados o no estar viendo nuestras debilidades con tal de defender nuestra postura y por encima de todo tener la razón. Sin embargo, una puesta enfrente del otro, con humildad, nos puede llevar al antónimo de la primera definición, que no es otra cosa que el acuerdo.

Concluyendo: invito a nuestros políticos, es decir, a esos empleados a los que pagamos todos los españolitos sus sueldos con nuestros impuestos, que opositen a merecer el puesto de trabajo que ya tienen, desarrollando sus mejores competencias o aptitudes y se pongan frente al espejo para reconocer sus errores, para así una vez conocidos y reconocidos, enmienden, aprendan de ellos y lleguen a un acuerdo con sus contrincantes, con responsabilidad, honradez y humildad.

Solo así podremos llegar a una sociedad con un balance positivo en todas las áreas.

* Escritora y consultora de inteligencia emocional