Tras los dos debates denominados «decisivos», que no han sido tanto, para los supuestos indecisos, no sé si alguno de estos ya lo tiene claro tras ver en vivo y en directo a los líderes políticos en acción. Los ciudadanos esperamos medidas concretas y reales en temas fundamentales como educación, trabajo, salud y justicia, y no una guerra de cifras o referencias, positivas o negativas, del pasado porque lo que se decide es el futuro. Pero faltó mucho programa político y parecía que se expresaban y actuaban más para sus seguidores que para el alto porcentaje de indecisos que las encuestas dicen que hay. Y la manía de tener que valorar quien ganó o perdió el debate por parte de los medios de comunicación, sus contertulios y los propios partidos en su sede, a ver, que van a decir estos, que su líder fue el mejor. Aún a falta de propuestas concretas, e incluso de carisma de los debatientes, el verlos en televisión a los cuatro, en el mismo tiempo y espacio, da la posibilidad de «conocerlos», de comprobar su trayectoria y observar si son lo que son o lo que quieren hacer parecer. Y no me refiero a esos estudiados lenguajes no corporales y ensayados discursos, sino a si tras su imagen e ideas se podía traslucir su verdadero ser, su persona. Cada vez se da más valor a la apariencia que al ser, y el ser, sea como sea, se traduce en su quehacer. En mi opinión, se mostraron más reales, que no entro en si convencieron o no, Casado y Rivera, aunque a este último se le tache de veleta, que pudiendo serlo, lo será pero no lo parece. La gran diferencia entre uno y otro a nivel programático, la protección de la vida desde su concepción hasta su último aliento que defiende el PP, ante la propuesta del aborto y de la eutanasia de Ciudadanos. Por lo demás, seguro que las posturas se pueden acercar.

Iglesias apareció en los debates queriendo parecer lo que no era, un lobo con piel de cordero, porque era increíble que su ser del movimiento del 15-M, que es su esencia y la que tanto votos le dio, no estuviera en ningún momento, lo cual me provoca desconfianza absoluta, y hasta temor, ¡de posible ministro del Interior! Desconcierto total con Sánchez, no sé quién es pero sí lo que intenta parecer o dónde quiere estar, sin tener en cuenta que ha de darle más importancia a su ser que a su apariencia. Y el panorama de otros cuatro años España en manos de los independentistas no seduce nada, provocando más crispación política y social. Aunque Vox no estuvo en el debate, pero como si lo estuviera. ¡Cuidado!, se le está menospreciando y puede haber sorpresa.

Pero la responsabilidad no es solo de los políticos, que han de tenerla en la defensa siempre dentro de la legalidad de los intereses generales, sino de todos nosotros, los ciudadanos con nuestro voto. Es un derecho que tenemos y que debemos ejercer con responsa-habilidad. De ella, me ha ilustrado mi amigo Javier Sarrasin, experto en márketing y liderazgo, el otro día hablando de este momento electoral. Que en nuestras manos está decidir quién queremos que nos gobierne, dando nuestro voto con responsa--habilidad, es decir, sabiendo dar respuesta, respondiendo con eficacia, pues si no lo hacemos así, luego no podemos quejarnos de la irresponsabilidad de los políticos, pues nosotros los elegimos. Más allá de sus programas está la persona que otorgue cierta confianza, y se muestre como es y sin artificios. Esencia y no Apariencia.

* Abogada