Muere más gente en Navidad y Año Nuevo que en los demás días del año?... Les acompaño en el sentimiento pero me temo que así es. Aunque parece que no casa con lo que se espera del ambiente navideño las estadísticas lo confirman. Según un estudio de los investigadores de la Universidad de California en San Diego David Phillips, Gwendolyn Barker y Kimberly Brewer publicado en la revista Social Science & Medicine, la mortalidad por causas naturales aumenta en estas fechas. Los motivos son impredecibles pero como hipótesis se barajan diversas cuestiones.

La primera es que es sabido que la mortalidad siempre aumenta en vacaciones y éstas no dejan de ser unas vacaciones especiales con mayor tendencia al exceso, a la exposición al riesgo en las frecuentes salidas con climatología adversa, o al desplazamiento de enfermos a otras localidades por motivos de celebración donde no cuentan con el equipo médico que los trata habitualmente. También apuntan al deseo de compartir las festividades con el pariente enfermo que se halla bajo cuidados por una grave enfermedad con la consecuente relajación en la observación cotidiana del tratamiento. Otra especulación pone el foco en el estrés psicológico que estas fiestas de requerido compromiso pueden causar en cualquier paciente. Ahí hallaríamos tanto motivos físicos asociados a cardiopatías como también psicológicos que pudiesen influir en distintas patologías graves de cualquier orden. Y tampoco dejan de considerar las puntas de saturación en los servicios de urgencias donde la reticencia del enfermo a asistir por no «aguar la fiesta» a los parientes o temer aglomeraciones en el servicio, los tiempos de espera, la limitada atención al paciente ante la saturación de enfermos, o el nivel de formación de los médicos de guardia en esos días también puede influir en un fatal desenlace.

Estos investigadores han encontrado otras conexiones como una correlación entre los índices de muerte súbita infantil y el aumento en el consumo de alcohol de los cuidadores que se produce en fiestas navideñas u otras de importancia en Estados Unidos como el día de la independencia o el de acción de gracias. Lo que deja claro este estudio es que «estadísticamente Navidad y el Año Nuevo parecen ser factores de riesgo para la muerte, pero los mecanismos subyacentes a estos factores de riesgo son actualmente desconocidos por lo que sería conveniente un estudio en profundidad».

Esta dispersión de hipótesis que plantean los investigadores me hace pensar que tal vez nos encontremos ante un problema estructural. Tendríamos que replantearnos el modelo de celebración que ponemos en práctica en el mundo occidental que es sobre el que gira este estudio. Poner más énfasis en aspectos simbólicos y afectivos que en hacer una manifestación materialista basada en un exceso en el consumo. Hoy día parece que se compite en el número de comidas navideñas a las que asistimos. Unas en familia, otras de empresa, otras con amigos, otras con los compañeros de colegio, otras con los colegas del deporte, otras… Así hasta donde la imaginación afectiva fraternal llegue y la cartera lo permita. Y no digamos los contenidos de esas comidas. Hay que rizar el rizo en vinos, mariscos y demás viandas. Cualquier cosa antes de que nadie te achante en el posterior intercambio de relatos festivos. Se nos va olvidando el sentido de estas fiestas. Las navidades son para vivirlas, no para morir en el intento.

* Antropólogo